"¡Chi-chi-chi... le-le-le... viva Chile...!". El grito, permanente y ensordecedor, retumbó fuerte en el estadio Malvinas Argentinas. La hinchada chilena se hizo sentir de lo lindo, claro, su selección fue local, con tribunas teñidas de rojo y con una euforia pocas veces vista. Así fue durante casi todo el partido. Las tribunas temblaban con el salto de los hinchas y el grito de su gente.
Abajo, en la cancha, once camisetas celestes que dejaban el alma y trataban de acallar ese clamor que bajaba como una lava hirviendo.
Chile asumió su rol de local y fue protagonista, pero en el fragor de la lucha, toda esa pasión se fue apagando lentamente. Porque Uruguay, fiel a su estilo, enlenteció el juego, le quitó ritmo, le cerró espacios a los chilenos y los obligó a lateralizar su fútbol.
Uruguay cumplió con su rol de destructor y, cuando pudo, zafó de esa telaraña roja y se lanzó al ataque. Partido peleado, como se había previsto; complicado, trabado y luchado. Chile tenía la pelota, la manejaba, buscaba a sus delanteros y estaba cerca del área, ahí, a punto de concretar. Pero no. El juego siguió, Uruguay se abroqueló y tuvo las chances más claras de ese primer tiempo. Primero fue Suárez, que quedó sesgado frente al arco, con la pelota picando delante, pero su derechazo dio en el horizontal.
En las tribunas, empezó a calmarse el temblor. Ya no hubo tantos cantos, tantos saltos ni tanta euforia. Ojo: Uruguay estaba ahí, y había dejado un anuncio, ese que no pudo concretar Forlán después de una avivada de Suárez que interceptó un pase atrás y le sacó la pelota al arquero Bravo del buche, lo eludió, miró, tiró el centro pasado, pero Forlán llegó exigido y no pudo conectar bien el cabezazo. La pelota salió mansa y fue rechazada en la línea por Contreras. Pudo ser la apertura.
Chile ya no fue el mismo. Llegó, es cierto, tuvo la pelota, pero sólo se acercó al gol con disparos de larga distancia que pasaron lejos de la valla de Muslera. Tanto canto, tantos saltos, tanta euforia, ¿para qué? Todo se fue sin pena ni gloria como el primer tiempo.
Para el complemento, Tabárez movió las piezas del tablero. Salió Cavani (de gran esfuerzo defensivo y dolorido) y colocó al "Tata" González para que custodiara la banda derecha, uno de los problemas celestes.
Uruguay salió a jugar algo más arriba, pero así y todo, no pudo con el buen manejo de pelota de los chilenos, que la pasaban de un lado a otro con velocidad y precisión.
Chile apuró, llegó por afuera, buscó por izquierda y por derecha, pero en una contra, Suárez, que pareció demorar una eternidad, dejó de cara al gol a "Palito" Pereira. El volante recepcionó y, de zurda, metió la pelota junto al caño derecho del arquero Bravo para abrir el marcador en favor de los celestes.
Silencio y estupor en las tribunas. Calma. El temblor pasó y todo volvió a la tranquilidad. Fueron minutos de incertidumbre y ahí Uruguay pareció fortalecerse. Pero sólo fue un espejismo. Chile recobró juego y espíritu y Uruguay mostró imprecisiones, pifias, yerros muy cerca de su área.
Así fue como llegó la igualdad chilena, tras un pase rasante sobre el andarivel zurdo de su ataque, el "Mono" Pereira se resbaló y la pelota llegó a Bonsejour. El volante mandó la pelota al medio rápido para Alexis Sánchez. ¡Justo a él! Dominó en el área y definió de punta, cruzado, junto al segundo palo de Muslera para empatar el juego.
Ahí se terminó Uruguay. Se paró, se quedó estancado, como frenado y ni siquiera los cambios le dieron vuelo otra vez. Chile, empujado por su gente, se jugó al todo o nada.
Y pudo haber ganado de no ser por Muslera, que sacó dos pelotas de gol fantásticas: un cabezazo a boca de jarro, cuando todos gritaban el tanto en las tribunas, y un tiro desde afuera del área de Vidal, que envió al córner tras estirada sobre el palo izquierdo.
Volvieron los cantos y la euforia. También el temblor que bajó de las tribunas como lava hirviendo. Pero a la selección de Chile no le alcanzó con eso. Por ahí, cuando tenga el alma de los uruguayos, ese amor propio, esa lucha sin cuartel, quizás logre lo que está buscando hace un buen tiempo y no consigue: ganar una copa.
Las estrellas
F. Muslera
Hizo grandes atajadas. Al final fue el sostén del empate.
A. Sánchez
Dinámico, encarador, hábil. Hizo el gol con una definición justa.
L. Suárez
Forzó la jugada del gol, metió un tiro en el caño. Peligroso.
S. Coates
Gran debut. Cerró en los laterales y sacó con todo y casi todo.
Las cifras
4 empates ya suman ahora uruguayos y chilenos en el marco de la Copa América de selecciones.
1-1 resultado que se repite por segunda vez consecutiva entre Uruguay-Chile por la Copa: 1999 el otro.
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