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sábado, 27 de junio de 2009

Más de 100 países siguen practicando la tortura


Amnistía Internacional ha constatado que, durante el año 2008 y los primeros meses de 2009, en 107 países de los 157 que analiza la organización, se practicaron torturas y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad, la policía y otras autoridades del Estado.
Esto significa que, pese a la prohibición universal de la tortura, en más del 50% de los países del mundo siguen aplicando estas prácticas. Una cifra que se sitúa en el 79% referida a los países que integran el G-20.
"Con demasiada frecuencia, las víctimas siguen indefensas bajo sistemas justiciales que no exige rendición de cuentas a los responsables, no cuentan con acceso inmediato a representación letrada y temen represalias si denuncian", afirma el director de Amnistía Internacional España, Esteban Beltrán. El resultado, añade, es que en muchos lugares "se ha perpetuado una cultura de impunidad".
En países de África como Camerún, Chad, la República Centroafricana, Sudán o Sierra Leona hubo una amplia variedad de violaciones de derechos humanos. Brutalidad policial, uso excesivo de la fuerza y numerosas detenciones arbitrarias y prolongadas sin cargos, entre otras. Muchas personas fueron torturadas y, según Amnistía, existen datos de ejecuciones extrajudiciales.
La inseguridad pública, como excusa
En América, la organización denuncia que algunos gobiernos intentaron justificar las acusaciones de torturas y homicidios ilegítimos, amparándose en el actual clima de inseguridad pública. Para AI es preocupante la falta de investigaciones independientes. Destaca también el trato dado a los más de 200 presoso que aún quedan en el penal de Guantánamo.
De entre todos los países, la ONG destaca México, donde asesinatos, torturas, uso excesivo de la fuerza y detenciones arbitrarias por parte de la policía fueron generalizados.
En el continente asiático, el informe de Amnistía resalta las torturas aplicadas por China a los tibetanos detenidos tras los disturbios registrados en esta región en 2008, que algunos casos acabaron con sus vidas.
El Comité contra la Tortura criticó también la práctica policial de efectuar registros corporales. Sólo entre julio y septiembre den 2008 la policía realizó más de 1.600, en los que se obligó a los detenidos a desnudarse.
En Europa, AU pide a España que ponga fin al régimen de incomunicación de hasta 13 días sin acceso a abogado, a la familia, o a un médico, régimen bajo el cual fue presuntamente torturado Mohammed Fahsi, detenido en Barcelona en 2006. La organización pide que se investiguen estas denuncias.
El informe critica que otros Estados como Italia, Dinamarca, Alemania y Reino Unido se conformaron con recibir 'garantías diplomáticas' de terceros países, para justificar la expulsión de presuntos terroristas a países donde corrían peligro real de tortura y otros malos tratos.
En el caso de Francia, asegura haber constatado malos tratos de funcionarios. La mayoría de las denuncias afectaban a ciudadanos franceses de minorías étnicas o a ciudadanos extranjeros. Pero la discrepancia entre el número de denuncias presentadas y el de sanciones disciplinarias impuestas dejan duda sobre la minuciosidad e imparcialidad de las investigaciones.
Según el documento, en Oriente Medio y Norte de África, la tortura fue el modo más habitual de obtener confesiones. En Israel y los Territorios Ocupados aumentaron los informes de maltrato contra el Servicio General de Seguridad, especialmente en los interrogatorios de palestinos sospechosos de terrorismo.
Atar a los detenidos en dolorosas posturas, impedirles dormir y amenazarlos con causar daño a sus familias, fueron algunos de los métodos utilizados.
Ante esta situación Amnistá pide a los Gobiernos medidas efectivas contra la impunidad de los responsables de la tortura y los malos tratos.

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