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domingo, 16 de noviembre de 2014

La resurrección del atún rojo

Tras 40 millones de años nadando por el Atlántico y el Mediterráneo, el atún rojo estuvo a punto de desaparecer hace una década debido al creciente éxito del sushi. El exceso de capturas de esta especie —para satisfacer el voraz apetito de los consumidores japoneses— amenazaba su supervivencia y en 2006 se puso en marcha un programa que limitaba y controlaba las capturas y perseguía la pesca ilegal. Ahora, responsables gubernamentales, científicos y ecologistas coinciden —con mayor o menor grado de certeza— en que el atún rojo se está recuperando.
La resurrección de la especie es clave para el sector pesquero español, que acapara el mayor número de capturas de la UE, seguido de Francia e Italia. Los países con intereses en la pesca de esta especie se reúnen hasta mañana lunes en Génova en el marco de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT) para decidir un incremento de las cuotas de captura asignadas a cada barco que faena en el Atlántico Norte y en el Mediterráneo. Se da por hecho que acordarán el primer aumento significativo desde 2006, cuando de aprobó el plan de recuperación de emergencia para salvar a la especie, que conllevó una importante reducción de las capturas. En aquel momento, la cuota total era de 30.000 toneladas al año,frente a las 13.500 de 2014. Ahora, se baraja un aumento de 10.000 toneladas a lo largo de dos o tres años.
“El atún rojo está totalmente recuperado; la prueba es que este año hemos agotado nuestra cuota, de 1.500 toneladas, en 24 horas”, explica Juan Serrano, director general del grupo Balfegó. Los barcos de esta empresa son cerqueros. Salen a capturar atunes en aguas baleares pero los mantienen con vida en unas jaulas bajo el mar hasta que llegan a su sede, en este caso en l’Atmella de Mar (Tarragona), donde pasan entre 4 y 16 meses vivos en unas piscinas. “Los matamos en función de la demanda, por lo que el producto siempre es fresco”, asegura Serrano. Inspectores del ICCAT controlan todo el proceso para intentar evitar las capturas ilegales.

El declive de hace unos años del atún rojo se convirtió en un icono de la lucha promovida por los grupos ecologistas contra la sobrepesca. Estas organizaciones pidieron a los consumidores que dejaran de comer esta especie para presionar a los responsables de pesca para extremar los controles. “Si ahora me preguntan si se puede comer sushi, la respuesta sería sí, pero con moderación”, afirma José Luis García Varas, responsable del Programa Marino de la ONG World Wild Fund (WWF), partidaria de que las restricciones en las cuotas se mantengan un poco más. “A pesar de los indicadores que apuntan que los stocks se están recuperando, hay deficiencias en la trazabilidad de esta pesquería, permitiendo que el atún rojo que procede de la pesca ilegal, no declarada y no documentada llegue a los mercados internacionales”, afirma.
La Organización de Productores Pesqueros de Almadraba también confía en poder pescar mucho más atún en 2015. El comité científico del ICCAT respalda la percepción del sector de que la población de atunes rojos vuelve a crecer y que puede aumentarse la cuota de capturas. “Esta subida serviría para recompensar los ingentes sacrificios realizados por los pescadores y almadraberos españoles”, apuntan fuentes del Ministerio de Agricultura español.
El 90% del atún rojo acaba en Japón. En piscinas como las del grupo Balfegó se les alimenta, según ellos, como lo harían en mar abierto, para que adquieran la textura con el punto de grasa ideal para el sushi. Japón también solía abastecerse de atún rojo del Pacífico, pero se han paralizado las importaciones por la contaminación generada tras el desastre nuclear de Fukushima, en marzo de 2011.

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