Ya saben: el Barça encajó el sábado pasado, en el descuento de su partido contra el Getafe, un gol de Lafita que valía el 2-2. Se sintió fuera de carrera en la Liga. Las declaraciones post partido de Martino, Xavi y algunos más así lo reconocieron explícita y hasta diría que honorablemente. ¿Quién les iba a decir que después iba a pasar lo que ha pasado? Y lo que ha pasado es que desde aquello el Atlético ha perdido tres puntos y el Madrid, cuatro. Así que el Barça volvía a depender de sí mismo. Ganando los dos partidos sería campeón de Liga. Y sin embargo, la actitud no ha cambiado.
El lunes cazaron a Zubizarreta en gestiones con Luis Enrique; el martes hubo fiesta de cumpleaños de Alves; el miércoles, un asado para la plantilla, ofrecido por el segundo de Martino, con todo el aire de despedida del equipo técnico; anteanoche, fiesta en el hotel Florida, en el Tibidabo, mirador privilegiado de la ciudad donde Guardiola ocasionalmente concentraba al equipo. Varios jugadores reservaron habitaciones, y eso que el hotel está a quince euros de taxi del centro de la ciudad... Ayer hubo descanso. Nada de entrenar. Y para el jueves 15 se anuncia el acto formal de despedida del club de Puyol...
Resulta chocante. ¿Es esa la forma de afrontar la semana definitiva? ¿Será que, una vez enviada la cabeza de vacaciones, los cuerpos no han querido volver de ellas? Pero lo cierto es que el Barça, Messi mediante, aún puede muy bien ser campeón. Y algunos nos acordamos de Dinamarca, convocada a la Eurocopa de Suecia, en 1992, porque la guerra desmembró a la clasificada Yugoslavia. Los daneses fueron repescados de las playas, Michael Laudrup renunció... ¡Y Dinamarca fue campeona! ¿Pasará algo así? Este final de Liga ha estado tan cargado de vuelcos que no se puede dar nada por imposible.
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