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lunes, 31 de marzo de 2014

Las bicicletas son para el trabajo

Fernando Igea, planificador de medios digital, se animó a coger la bicicleta para ir a trabajar después del verano pasado, tras los días de vacaciones que la había usado para pasear. Su oficina está en la zona de Las Tablas (Madrid) y tarda en llegar 20 minutos pedaleando desde su casa. Los días de más frío en invierno admite que ha alternado el uso de las dos ruedas con el coche, pero se dio cuenta de que con la bicicleta evitaba los atascos y se quitaba el problema de aparcar, que resulta “muy engorroso”, asegura. “Con el buen tiempo el aparcamiento de bicis se llena, incluso uno de los directivos se atreve a venir en bici en verano”, comenta Igea.
Pero ¿Y si las bicicletas no solo fueran para el verano? La empresa Grass Roots presentó el pasado febrero ante el Ministerio de Hacienda un manifiesto a favor del uso de la bicicleta como retribución flexible para favorecer el uso de las dos ruedas para ir al trabajo. En esta iniciativa, que cuenta, entre otros colectivos, con el apoyo de la Mesa Nacional de la Bicicleta, se solicita un cambio en el marco legal para que “la fiscalidad de la compra de estos vehículos sostenibles pueda incluirse como beneficios de retribución flexible para los trabajadores de las empresas”, explican en un comunicado. Alegan que este cambio traerá grandes ventajas: fomentar el recurso de la bicicleta para que la use el 20% de la población supondrá una inyección económica de 500 millones de euros para España. “Este modelo no sería solamente un estímulo muy fuerte para el uso de la bicicleta, sino también impulsaría la industria relacionada con ella, mejoraría el medioambiente y ahorraría costes administrativos”, explica Mar García, directora general de Grass Roots.
Este manifiesto basa su reivindicación en las desgravaciones por uso del transporte público que se permiten en algunas comunidades como Madrid. De esta manera, la bici se pondría al mismo nivel que otras prestaciones de retribución flexible como son los cheques de comida, los cursos de formación o la compra de equipo informático, explican desde Grass Roots. “Con esta medida, los trabajadores se ahorrarían un porcentaje importante en el precio de la bicicleta, que es la parte que correspondería al IRPF. El ahorro depende de diferentes factores como la banda salarial del empleado y su situación personal. Podemos utilizar como referencia que la tasa de IRPF es, de media, entre el 15% y el 20%. El empleado se ahorra este porcentaje del precio de la bicicleta sin que esta retribución flexible tenga impacto en la cotización de la Seguridad Social”, reza el manifiesto, que no esconde que los beneficiarios también podrán disfrutar de su bici en el tiempo libre y de ocio.
El documento añade que es una inversión positiva para la Administración Pública, ya que aunque se reduzca el porcentaje de los impuestos recaudados por el IRPF, ingresaría el IVA correspondiente por la compra de la bici (21%). Mar García pone de ejemplo Reino Unido, ya que, gracias a esta medida, se ha incrementado la venta de bicicletas del 27% y esto ha supuesto “una generación de riqueza para la comunidad”, apunta. “Hacienda no quiere oír hablar de no recaudar impuestos, tal y como es la coyuntura económica actual pero es una visión cortoplacista”, denuncia.
Para facilitar la labor de las empresas, Grass Roots se encargaría de ayudarlas en la logística. Todo el proceso está pensado para desarrollarse online a través de una plataforma que facilite la participación de la compañía, independientemente de su tamaño y estructura. Según su planteamiento, el empleado elige la bicicleta en una tienda asociada y pide a través de la plataforma el código para hacer la compra. La empresa, por su parte, recibe la información sobre cómo ajustar la nómina y el IRPF del empleado y este, finalmente, la adquiere sin hacer ningún desembolso. Por su parte, el negocio local recibe el pago de inmediato.

Cómo moverse por la ciudad en bici

Ciudades en cuesta, falta de infraestructuras o el miedo a los coches son algunas de las razones por las que los ciudadanos no dan el paso a ir en bici por la ciudad. “Las excusas que encontramos en la mayoría de la gente es que Madrid no es una ciudad para la bici: que tienen miedo al tráfico o que no están en forma, y nosotros queremos romper todos esos tabús”, explica Jaime Novo, socio de La Sonrisa Eléctrica, una asociación que apuesta por la bicicleta, pero no solo para el deporte. Desde esta organización defienden la bici eléctrica porque, aunque su precio es más elevado que el de una convencional, ayudan a que el recorrido sea más fácil. Sobre todo, si no se está en plena forma. “Te sirve para no ser un estorbo y eres menos vulnerable. De alguna manera convertimos a las ciudades con cuesta en ciudades de bici también”, explica Novo.
Desde La sonrisa eléctrica organizan “rutas tranquilas” para aquellos ciclistas que quieran ganar confianza y librarse de los miedos para ir en bici al trabajo. Además, han creado la figura del biciconsejero, una especie de “liberado sindical”, compara Novo, que no es otro que un mismo trabajador de la empresa que ha sido pionero en ir en bici y que puede ayudar a los demás a conocer el recorrido y los trucos. “Queremos tener nuestros propios biciconsejeros para aquellos que necesiten ser acompañados, por miedo, en su ruta. Además, se recomienda a cada usuario qué tipo de bici necesita y se les da unos consejos básicos sobre seguridad vial”, asegura Novo. “Queremos que la gente vaya al trabajo en bici, pero motivarlos desde arriba y convencer a los empresarios de las muchas ventajas que tiene para sus trabajadores”, matiza.
Rebeca Caneda Martínez lleva desde julio de 2012 yendo al trabajo en bicicleta. “El hecho de empezar en una empresa nueva ubicada bastante cerca de mi barrio y con una excelente comunicación de carril bici fue lo que me brindó la oportunidad. Aún por encima del ahorro estaba el hecho de evitar el uso del metro o el bus y el estrés y la sensación de ir corriendo desde primera hora de la mañana”, explica esta responsable de comunicación. Desde que no compra el abono mensual de transporte, Caneda calcula que se ha ahorrado alrededor de 450 euros, teniendo en cuenta el precio de la bicicleta, el importe que hubiera pagado por el abono y las puestas a punto y mantenimiento de sus dos ruedas.
Suele tardar 35 minutos de ida y 45 de vuelta en los 10 kilómetros de los que el 95% son carril bici, distancia que se toma con calma porque cree que "correr es de cobardes" y no le importa que hasta los triciclos la adelanten. “El impulso de mi hermana fue fundamental. Ella es una fiel defensora y amante de las bicis y la utiliza para desplazarse por Madrid desde hace siglos. Que cada vez se vean más y que sea una ayuda para el ejercicio fueron razones adicionales”, explica Caneda.

Otros beneficios de ir en bici

Uno de los beneficios más evidentes e inmediatos es el de la reducción de emisiones de CO2. Si el 15% de los madrileños utilizase este vehículo, se ahorraría el equivalente a las emisiones de una ciudad con 100.000 habitantes, como son por ejemplo Lugo, Girona, Cáceres o Pontevedra, explica en su manifiesto Grass Roots. La asociación estima que, en líneas generales, se dejaría de emitir una tonelada anual por cada tres ciudadanos que hiciesen de la bicicleta su medio principal de transporte.
El otro gran beneficio está en la salud, que afecta directamente al absentismo laboral, que se sitúa en una media de 11,4 días por trabajador y año en España: “El uso de la bicicleta podría reducir ese absentismo en un 20%”, aseguran desde las organizaciones probici. Esto conllevaría la reducción de gasto sanitario y ayudaría a mejorar la condición física.
“El beneficio de ir en bici al trabajo es inmediato, en dos o tres días tienes una sensación de mejora y bienestar”. Así lo asegura Alberto Sacristán, director médico de SportSalud. El experto universitario de actividad física además explica que cualquier persona estaría capacitada para ir en bici: “La actividad física yendo al trabajo es moderada, se puede ir dando un paseo y no está contraindicado para ningún tipo de personas”. “Si hiciéramos análisis clínicos veríamos que el control de colesterol es mayor, la tensión también, el ejercicio es un ansiolítico, es bueno para mujeres con osteoporosis…”, enumera Sacristán. “Cada vez más personas practican ejercicio e ir en bici debería ser como la regla de beber un litro y medio de agua diario”, sentencia Sacristán.

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