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lunes, 18 de noviembre de 2013

El ocaso de Brigitte Bardot

Brigitte Bardot sigue encarnando en nuestros días el mito de la mujer francesa rebelde y sensual. Nicole Kidman le copia el look sixties en la última publicidad de Jimmy Choo y una marca de ropa gala que lleva su nombre propone a las veinteañeras del siglo XXI maquillarse, peinarse y vestirse como ella en su época dorada: desde el eyeliner negro hasta la diadema en el pelo o los cuadritos Vichy.
Además, sus fotos de la era ye-yé todavía se exponen en galerías como laparisina Landrot, que acoge hasta el 30 de noviembre los originales del libro 'B.B. en liberté', editado por Eyrolles: una colección de retratos inéditos de la diva realizados por Jacques Héripret en 1968, en Almería, durante el rodaje del western 'Shalako'. El más ilustre visitante de la muestra, por cierto, ha sido el ex presidente Jacques Chirac, que para este tipo de cosas aparca momentáneamente su demencia senil.
Cuarenta años después de abandonar el cine y la música por motivos personales para consagrarse a su fundación en defensa de los animales, Brigitte Bardot suscita morbo e interés a pesar de mantenerse completamente alejada de los flashes y la vida pública.
Prueba de ello es esa caja conmemorativa del 50 aniversario de 'Le mépris' (1963, Jean-Luc Godard), que Studio Canal lanza el próximo 3 de diciembre en el Hexágono al precio de 39,99 euros y que contiene el legendario largometraje protagonizado por la estrella y Michel Piccoli en formatos de Blu-ray y DVD, así como un CD con la banda sonora de Georges Delerue, más la novela homónima de Alberto Moravia, diversos documentales, carteles, posters...
O ese documental producido por Gaumont que la cadena televisiva franco-alemana Arte emitirá el 27 de noviembre bajo el título de'Bardot, la méprise', en el cual David Teboul -conocido por sus anteriores filmes sobre Yves Saint-laurent o Simon Veil- disecciona su historia a través de documentos personales proporcionados por ella misma, que abrió a las cámaras por primera vez y sin restricciones las puertas de sus dos fincas en la Costa Azul: La Madrague y La Garrigue.
Pero la B.B. que todo el mundo idolatra es un icono irreal, una imagen del pasado en la que ni ella misma hoy se reconoce. A punto de cumplir 80 años, la protagonista de 'Y Dios creó a la mujer' (1956) vive recluida en Saint-Tropez en compañía de su cuarto marido Bernard d'Ormale. Rodeada de recuerdos, apenas recibe a nadie, no concede entrevistas y reniega de su querida Francia, que juzga "invadida por los emigrantes y en manos de políticos incompetentes", entre los cuales sólo salva a la líder del Frente Nacional Marine Le Pen.
Su vieja amiga Jane Birkin, que la sucedió en la cama de Serge Gainsbourg y con quien compartió escenas lésbicas en la película'Don Juan 73' (dirigida por su primer marido, Roger Vadim), explicaba la semana pasada al Daily Mail británico que Bardot es practicamente "una reclusa" con una vida privada "dudosa", que camina dificultosamente "con ayuda de una muleta" y le escribe regularmente "cartas tristes".
"Seguimos en contacto porque hago donaciones a su asociación. Las historias que me cuenta son siempre un poco deprimentes", explica la actriz y cantante franco-británica. "La gente cree que Brigitte se volvió loca con su obsesión por los animales y que eso sucedió porque los seres humanos se portaron mal con ella. Creo que es cierto. Ella era tan hermosa que la gente le tenía mucha envidia... A pesar de todo, pienso que ha logrado inculcar a las personas una especie de conciencia moral", añade.
Aislada voluntariamente pero nunca olvidada, la activista que en 1984 dedicó su Legión de Honor "a los animales que sufren" se comunica sobre todo por correspondencia postal y por teléfono. Últimamente, ha amenazado con renunciar al pasaporte francés e intalarse en Rusia, como Gérard Depardieu, si nadie hace caso de sus campañas contra la carne bovina halal, o sea, procedente de vacas sacrificadas según el precepto coránico que requiere que los animales estén conscientes antes de ser degollados y desangrados.
Preocupada fundamentalmente por focas, visones y mascotas abandonadas, Bardot sigue rechazando las ofertas de Hollywood para llevar al cine sus memorias, 'Initiales B.B.', publicadas en 1996 en 23 idiomas y de las que ha vendido más de un millón de ejemplares en todo el mundo. Y, como le explicó a David Teboul durante su único encuentro para preparar el documental, se niega tajantemente a hablar del pasado.

Irreconocible

"La primera vez que la vi, no la reconocí de tan cambiada que está", recuerda el cineasta. "Yo quería convencerla de que pusiera su voz en mi película y comentara imágenes del pasado. Pero fue inflexible, casi brutal. Con lágrimas en los ojos, me explicó que no estaba bien, que se sentía muy alejada de aquel periodo de su vida,que no podía decir hoy nada interesante sobre sus años de gloria".
Tras una breve conversación, la septuagenaria diva le pidió a Teboul que hiciera el documental sin ella. "Comprendí entonces que asumir su incapacidad y renunciar a su presencia. A cambio, nos dio acceso a sus archivos familiares y a una multitud de películas dirigidas por su padre: más de 30 horas en total, desde la infancia de su hija hasta su transformación en una diosa de las pantallas", recuerda este.
"También nos permitió filmar libremente en su ausencia las casas de La Madrague y La Garrigue", prosigue. "Mi mayor sorpresa, al visitarlas, fue comprobar que Bardot vive rodeada de su leyenda: fotos, carteles, portadas de revistas, una biblioteca llena de libros que hablan de ella... En el cuarto de estar de la Madrague, hay incluso una pared entera dedicada a sus portadas de Paris Match. Entonces me di cuenta de que no necesitaba que hiciera la película porque tenía a mi disposición todos sus fantasmas".
Como Gloria Swanson en 'Sunset Boulevard', nuestra admirada B.B. vive hoy enclaustrada, rodeada de focas de peluche e imágenes que rinden culto a esa gloria pasada de la que paradójicamente tanto se empeña en huir. Según el director de 'Bardot, la méprise', ambos refugios en las afueras de Saint Tropez están decorados en un estilo rústico, sin pretensiones, y carecen del menor glamour.
Nada que ver con ese opulento piso del 16ème arrodissement parisino, lleno hasta los topes de mármol y pan de oro, en el que la estrella residió durante su tempestuoso matrimonio (1966-1969) con el playboy alemán Gunter Sachs, que la agencia Luxury Estate ha puesto ahora a la venta, dos años después del suicidio del rico galán. El antiguo nido de amor de la pareja en la capital francesa se ofrece al precio de 6 millones de euros e incluye desde una sala de billar estilo Art Nouveau hasta una amplia discoteca con forma ovalada y techo de cristal, inspirada en el decorado de la histórica Régine's.
Según la leyenda, el matrimonio de Brigitte y Gunter discurrió en este apartamento ultra-lujoso del oeste parisino en medio de numerosas infidelidades que terminaron por dar al traste con su historia de amor. Y uno de sus muchos amantes durante aquel período excesivo fue el mismísimo Serge Gainsbourg, con quien nuestra protagonista grabó la primera versión de "Je t'aime ... moi non plus". Dicen que al escuchar la canción de marras, Sachs entró en cólera debido al marcado tono erótico de la misma y, de común acuerdo entre todos, decidieron no publicar entonces la grabación.

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