El primer argumentario de Caja Madrid para vender preferentes prometía en 2004 una rentabilidad mínima anual del 3% hasta 2019.
Uno de los documentos que analizará la Audiencia Nacional en su
instrucción del caso de venta de preferentes de Caja Madrid es el
argumentario distribuido en 2004 en las sucursales para la primera gran
emisión de preferentes de la entidad.
Como se puede ver en el extracto reproducido en esta página, lo que
había que decir a la clientela es que lo que se adquiría era una
maravilla inigualable con rentabilidad segura hasta 2019 para empezar. Zapatero
acababa de llegar al poder y si algún cliente conservador de la caja
tenía dudas de cómo iba a ir la economía, la entidad presidida por
Miguel Blesa, ofrecía una rentabilidad mínima del 3% en los siguientes
15 años. Un 3% no estaba nada mal en aquella época de bonanza y de, sin
embargo, bajos tipos de interés, lo que iba haciendo crecer la burbuja.
En el argumentario, los directores de sucursales debían resaltar que
a partir del quinto año se podían amortizar anticipadamente las
preferentes y que si los clientes querían venderlas, no tendrían
problema alguno en hacerlo: "Habrá un mercado secundario en el que Caja
Madrid dará liquidez ofreciendo precios de compra y venta mediante la
operativa habitual".
A las sucursales se les decía que era un producto apto "para cualquier inversor". Ante la pregunta "¿Quién puede invertir?" La respuesta que había que dar era ésta "La presente emisión de participaciones preferentes se dirige a todo tipo de inversores en España.Menores de edad con representante legal con su NIF y fecha de nacimiento del menor".
En tal telaraña cayeron incluso dos primas de la madre de la actual
presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, tal y como publicó este diario el pasado 2 de junio en el suplemento Mercados.
Sin embargo, la propia presidenta de la CNMV , que ha expedientado a
Bankia -que ha absorbido a Caja Madrid- por malas prácticas con las preferentes, descartaba en el Parlamento que se pudiera hablar técnicamente de "estafa", porque en el folleto de emisión sí se avisaba de que la remuneración dependía de que hubiera beneficios en la entidad.
Bankia -que ha absorbido a Caja Madrid- por malas prácticas con las preferentes, descartaba en el Parlamento que se pudiera hablar técnicamente de "estafa", porque en el folleto de emisión sí se avisaba de que la remuneración dependía de que hubiera beneficios en la entidad.
En las cinco páginas del argumentario de Caja Madrid también se
deslizaba un párrafo perdido aparentemente contradictorio con el resto:
"El pago de la remuneración está condicionada a la existencia de beneficios
distribuibles de Caja Madrid". Iba claramente en contra de lo que
aparecía en letra grande en la página uno, que era la promesa
de rentabilidad segura hasta 2019. Pero ¿se fijó alguien? ¿se le explicó
a alguien? Al contrario, en el propio argumentario se recordaba que la
entidad obtenía siempre beneficios.
"La gente tiene la costumbre de no leer nunca la letra pequeña", señaló el propio Blesa el
28 de noviembre en el Parlamento. El ex presidente de Caja Madrid, como
tantos otros ex banqueros de entidades rescatadas por el contribuyente,
merecen un juicio justo y bien instruido, pero es indudable que hay que
depurar responsabilidades.
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