Cinco meses después de la tragedia, las autoridades del estado de
Connecticut (EEUU) han determinado demoler el colegio Sandy Hook, en
Newtown, donde el tiroteo llevado a cabo por el joven Adam Lanza
acabó con la vida de 20 niños y 6 adultos el pasado mes de diciembre.
En su lugar, levantarán una nueva escuela que ayude a borrar las
heridas.
Esta ha sido la decisión de los 28 miembros del comité encargado de
decidir qué hacer con la escuela, aunque ahora la medida deberá ser
sometida a voto en otro panel antes de entrar en vigor. Su aprobación,
sin embargo, parece probable ante la vehemente oposición de los familiares de víctimas a la posibilidad de una reapertura del centro.
"Me encadenaré a la escuela en protesta si intentan reabrirla", dijo la semana pasada a NBC Erica Lafferty, hija de la directora del colegio, Dawn Hochsprung, que fue una de las asesinadas.
Las alternativas que barajaba el panel y que descartó fueron las de
renovarla y reabrirla o construir otra escuela en una localización
diferente.
Los estudiantes que acudían a Sandy Hook volvieron tres semanas
después del suceso a otra escuela a pocos kilómetros de distancia, donde
han seguido asistiendo a clase hasta ahora.
Las autoridades locales han estimado que la construcción de una nueva escuela costará entre 47 y 59 millones de dólares.
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