El Eurogrupo ha aprobado el rescate de Chipre que, pese a su
tamaño, puede tener serias consecuencias para España e Italia al abrir
la puerta al primer corralito a la argentina en la Eurozona.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, vio ayer
que igual que nieva sorprendentemente en marzo en Bruselas la prima de
riesgo de España puede subir de pronto sin que haya sucedido ninguna
mala noticia adicional en el país. No es solo que el presidente se siga
viendo obligado a responder sobre Bárcenas, ni, sobre todo, que el Consejo Europeo continúe incapaz
de ofrecer vías de crecimiento. Es que, entre otros factores, se
avecina un peligro: El contagio de Chipre."Ya no hay países grandes ni
pequeños" advirtió Luis de Guindos antes de iniciar el maratón de 10
horas que ha concluido con un acuerdo para acometer el quinto rescate en
la Eurozona desde la crisis. La cantidad de ayuda prevista,
inicialmente 17.000 millones de euros, pero rebajada finalmente a 10.000
millones -de los que 1.200 millones deberán ser teóricamente aportados
por España- no es lo peor.
¿Qué preocupa a Rajoy? Pues que se ha impuesto la línea alemana en el Eurogrupo,según rezuma el comunicado oficial del rescate de Chipre. La canciller alemana, Angela Merkel,
considera intolerable someter al Parlamento alemán en plena precampaña
electoral en su país una ayuda a la banca de Chipre sin que los clientes
de ese sector financiero, en buena parte oligarcas rusos, sufran
consecuencias. Los depositantes deben sufrir un varapalo, sostiene. Y no
solo ella, también la directora gerente del Fondo Monetario
Internacional, Christine Lagarde, está en la misma línea.
De ahí el impuesto extraordinario creado para los depositantes tanto
sobre "los residentes como no los residentes". Pero esta decisión
europea que provoca pánico en los depositantes de los bancos
chipriotas ha forzado al Gobierno de la isla a montar medidas de
emergencia para evitar que la gente saque en masa el dinero. Un corralito
a la argentina en un país del euro sienta tal precedente que las primas
de riesgo en el Sur del continente pueden subir de nuevo, con el efecto
consiguiente en el endurecimiento del coste de financiación de España.
Además, depositantes no residentes en países del Sur se pueden
replantear tener allí el dinero al ver qué es posible que en los
rescates se les castigue a ellos.
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