Manama, 7 nov (PL) El Ministerio del Interior bareiní anunció hoy la
revocación de la ciudadanía a más de tres decenas de personas en
concordancia con un artículo de la ley pertinente, aplicable a los
acusados de dañar la seguridad del Estado.
La declaración sigue a una comunicación oficial que da cuenta del
arresto de cuatro sospechosos de ser los autores de cinco atentados con
bombas de factura casera el lunes pasado que causaron la muerte a dos
trabajadores asiáticos y un empleado de limpieza de calles.
Un escueto parte informa los nombres de los 31 interesados, todos de nombres árabes, cuyo lugar de nacimiento se abstiene de mencionar, así como lo delitos por los cuales son objeto de la medida, y aclara que tienen derecho a apelar la decisión.
Ambos partes están relacionados con las continuadas y crecientes protestas contra la monarquía del Emir Hamad Bin Issa al Khalifa que estallaron a principios del año pasado, en demanda de mayor democracia en este diminuto reino de la Península Arábiga y en los que han muerto decenas de personas.
Una intervención de tropas sauditas ayudó a detener las manifestaciones del año pasado, que se han reproducido desde entonces con creciente intensidad.
La crisis se complicó en días recientes por los arrestos de activistas, así como de médicos y enfermeras de la comunidad chiíta, acusados de desobedecer una orden real que prohibía asistir a los heridos en los choques con la policía.
Portavoces oficiales acusan a la mayoritaria comunidad de musulmanes chiítas de querer derrocar la monarquía sunita, pero participantes en las manifestaciones negaron la afirmación y aseguraron que las demandas son comunes a los ciudadanos de ambas sectas.
Un escueto parte informa los nombres de los 31 interesados, todos de nombres árabes, cuyo lugar de nacimiento se abstiene de mencionar, así como lo delitos por los cuales son objeto de la medida, y aclara que tienen derecho a apelar la decisión.
Ambos partes están relacionados con las continuadas y crecientes protestas contra la monarquía del Emir Hamad Bin Issa al Khalifa que estallaron a principios del año pasado, en demanda de mayor democracia en este diminuto reino de la Península Arábiga y en los que han muerto decenas de personas.
Una intervención de tropas sauditas ayudó a detener las manifestaciones del año pasado, que se han reproducido desde entonces con creciente intensidad.
La crisis se complicó en días recientes por los arrestos de activistas, así como de médicos y enfermeras de la comunidad chiíta, acusados de desobedecer una orden real que prohibía asistir a los heridos en los choques con la policía.
Portavoces oficiales acusan a la mayoritaria comunidad de musulmanes chiítas de querer derrocar la monarquía sunita, pero participantes en las manifestaciones negaron la afirmación y aseguraron que las demandas son comunes a los ciudadanos de ambas sectas.
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