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jueves, 18 de octubre de 2012

Muere Sylvia Kristel No te olvidaremos, Emmanuelle

La actriz holandesa Sylvia Kristel, conocida por haber interpretado a la heroína de la película erótica 'Emmanuelle' (dirigida por Just Jaeckin en 1974), murió anoche, enferma de un cáncer, según ha comunicado su agente, Marieke Verharen, a la agencia AFP. La actriz tenía 60 años.
¿Cómo abordar la noticia de la muerte de Kristel sin la sonrisa que a todo el mundo se le dibuja en la cara cuando aparece el nombre de 'Emmanuelle'? Todo en la carrera de su protagonista remite a la legendaria película erótica que protagonizó en los años 70, que estuvo en cartelera durante 13 años consecutivos y motivó 10 tesis doctorales. El resto de la carrera de Kristel fue más bien irrelevante e, incluso sus apariciones en un cine más ambicioso (alguna película con Claude Chabrol, con Roger Vadim) remitían irónicamente o no, al símbolo de 'Emmanuelle'.
Y eso, que si viésemos la película hoy, ahora que cualquier misterio sexual parece desvelado, casi todos nosotros nos quedaríamos un poco fríos. Ni las aspiraciónes artísticas ni la carga erótica de 'Emmanuelle' han envejecido bien. Sin embargo, eso no significa que la película no tuviera méritos. Sobre todo, uno: el de la ambigüedad.
Los años 70, el destape (no sólo en España), la revolución sexual, la contracultura... En ese ambiente, 'Emmanuelle' nació con la virtud de atraer a todo el mundo. A los hombres enardecidos y deseosos de ver nalgas, pubis y pechos desnudos. Y a las mujeres feministas, encantadas de encontrar una heroína liberada y dueña desinhibida de su sexualidad. Eso en cuanto al mensaje. En cuanto a la estética, lo mismo: erotismo frontal y bastante grosero para una parte de la audiencia (los chicos del BUP); y manierismos de moda para la otra (las chicas de Filosofía y Letras). Aunque el 'look' de 'Emmanuelle' haya envejecido de una manera muy poco atractiva, está claro que la película era bastante refinada y europea, en comparación con los equivalentes del destape español. Aquellos filtros, aquellas secuencias larguísimas, aquel vapor que empapaba cada fotograma ... ¡Aquel asiento de mimbre!
Y en el centro de la escena, Sylvia Kristel. Una mujer guapísima, por si no lo habíamos dicho ya. ¿Cómo describir una belleza femenina sin sonar cursis o sexistas o todo a la vez? La belleza de Kristel iba perfectamente con la ambigüedad de 'Emmanuelle'. Una mujer delgada, con el pelo corto, con un punto distante, con algo de laxitud en su expresión. Un opuesto a las chicas de 'Playboy' que podría conectar con el espíritu de su tiempo. Y, a la vez, capaz de encender al público que buscaba en Emmanuellle un calentón de primera.

Vida triste

Sylvia Kristel nació en Utrecht, el 28 de septiembre de 1952. Para gozo de sus admiradores, sus padres, hosteleros, la enviaron a un internado religioso cuando tenía 11 años, donde se ganó fama de indisciplinada. Empezó su carrera profesional como modelo, cayó en el cine más o menos casualmente, se encontró con el éxito colosal de 'Emmanuelle' y después intentó con no mucho éxito desbordar las fronteras del 'soft porn'.En 1976, protagonizó 'René la Canne' de Francis Girod, con Gérard Depardieu, y 'Alice ou la dernière fugue' de Claude Chabrol. Sin embargo, para 1981 volvía a estar enrolada en una película erótica: 'El amante de Lady Chatterley', de Just Jaeckin, a los que seguirían títulos como 'Mata Hari', 'Casanova', 'Hot blood' y las secuelas de 'Emmanuelle', en las que figuro como 'guest-star' recurrente.
A finales de los 90, su carrera estaba bajo mínimos. Kristel tuvo problemas de adicción al alcohol y a la cocaína a la que, más adelante, achacó las malas decisiones que tomó durante sus mejores años. Se arruinó y llevó una vida sentimental bastante torturada (deja una hija), pero pudo hacer terapia con la autobiografía 'Desnuda', publicada en 2006, que le animó a reactivar su carrera dentro del cine holandés. Además, pintó y diseñó ropa con algún éxito. Durante sus últimos años, vivió entre Ámsterdam y California.

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