Efe
El centro de
detención para inmigrantes de Corinto retiene a unas 800 personas
detenidas en redadas racistas organizadas por las autoridades griegas.
El gobierno griego destaca este centro por el "excelente estado de sus
dormitorios, salas de convalecencia y comedores". Sin embargo, los
extranjeros son obligados a permanecer encerrados por grupos y la comida
se les sirve a través de las rejas, sin mesas. Tampoco hay calefacción
ni agua caliente debido a la "falta de fondos", y como abrigo, se les
ofrece una fina manta y una sábana.
Hacinados, sin ropa de abrigo,
sin agua caliente, sin calefacción, en pésimas condiciones higiénicas,
mal alimentados, sin apenas acceso a medicinas, en una situación
judicial incierta y sometidos a vejaciones y palizas ocasionales.
Son
las condiciones en las que Grecia mantiene a varios miles de
inmigrantes y refugiados indocumentados, en los llamados "centros de
detención para extranjeros", que resultan tan degradantes que los
internos de uno de ellos, el de Corinto, lo llaman irónicamente con el
mismo nombre de la tristemente famosa base estadounidense: Guantánamo.
"Nos
mantienen encerrados como animales. No tenemos derechos", se queja Ali
Hasan, un afgano huido de su país y que permanece detenido desde hace
dos meses junto a otras 800 personas en el centro de Corinto, un antiguo
cuartel militar.
Todos proceden de las redadas que ha ordenado el
gobierno griego en los últimos meses en el marco de la operación Zeus
Xenios contra la inmigración irregular en el país heleno, convertido en
la principal puerta de entrada de los 'sin papeles' en Europa.
Según datos de la policía, durante dicha operación se han arrestado a 4.092 extranjeros.
"El
supuesto objetivo de detener a todas esas personas es preparar los
documentos necesarios para su repatriación, pero ¿cómo van a hacerlo si
en estos centros ni siquiera hay traductores? El único objetivo es
hacerlos desaparecer de la vista pública", critica el abogado Spyros
Kulojeris.
De acuerdo a este letrado, en algunos centros se
mantienen encerrados en las mismas celdas a adultos y a menores, lo que
supone una violación de la Convención sobre los Derechos del Niño de
1989.
Versión oficial
El ministro del Interior,
Nikos Dendias, aseguró recientemente en el Parlamento que el centro de
Corinto fue elegido por "el excelente estado de sus dormitorios, salas
de convalecencia y comedores".
"Las instalaciones poseen
calefacción y agua, y han sido compradas las mantas y toallas
necesarias. El respeto de las reglas de higiene y de seguridad es
primordial para el ministerio", añadió.
Esta semana, al visitar el
centro de detención de Corinto junto a una delegación parlamentaria,
Efe pudo comprobar cómo los extranjeros son obligados a permanecer
encerrados por grupos de entre 60 y 80 personas en dormitorios de unos
120 metros cuadrados.
Las habitaciones están cerradas con barrotes
y los refugiados sólo pueden salir de ellas, al patio, durante un
máximo de una hora al día (durante tres horas según la dirección del
centro).
No existe dispensario y la comida -de muy mala calidad
según los inmigrantes y abogados consultados por Efe- se les sirve a
través de las rejas sin que existan mesas para comer.
"Mira lo que
nos han dado de desayuno", se queja Hassan, un bangladeshí que muestra
un trozo de pan seco y un vaso de leche diluido en agua.
Tampoco
hay calefacción ni agua caliente, debido, según el director policial al
mando, Vassilios Stavropulos, a la "falta de fondos". Como todo abrigo,
se les ofrece una fina manta y una sábana a pesar de que las
temperaturas han descendido por debajo de los 10 grados centígrados.
La
mayoría lleva entre dos y cuatro meses con la misma ropa de verano y
sin más calzado que unas chancletas, ya que en el momento de su
detención no se les permitió recoger sus pertenencias.
En las
últimas semanas, tres centros de detención han vivido protestas y
huelgas de hambre para reclamar agua caliente y comida decente.
En
el caso del de Corinto, fueron reprimidas con la intervención de
antidisturbios y el uso de gases lacrimógenos dentro de los edificios,
según reconoció Stavropulos alegando que los inmigrantes "iban a
comerse" a los policías.
La ONU denuncia las condiciones en los centros
El
relator especial de la ONU para los derechos humanos de los migrantes,
François Crepeau, concluyó la pasada semana una visita a Grecia en la
que denunció que las condiciones de detención son "espeluznantes" y que
los centros griegos son "lugares donde uno no querría pasar más de una
hora".
Sólo este año, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha
condenado en tres ocasiones a Grecia por violar el artículo 3 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos que prohíbe "la tortura" y las
"penas o tratos inhumanos o degradantes" en las condiciones de
detención.
Pero el gobierno griego, denuncia Kulojeris, "no se
preocupa por los derechos humanos de estas personas ni por las
convenciones internacionales".
Fauzi muestra un moratón en su
pierna: "Es de la última vez que los policías entraron en nuestra celda a
pegarnos mientras rezábamos".
Enfrente, encerrado en otra celda
abarrotada, el tunecino Mohamed se lamenta: "Se supone que esto es
Europa, pero he visto cosas terribles en este lugar".