El sondeo de Feedback para La Vanguardia parece confirmar una vez más el alcance del seny
catalán y su capacidad de integrar al mismo tiempo una profunda
comprensión de la realidad y una firmeza considerable en las
convicciones. De otro modo no se explica que más del 62% de los
consultados se muestren totalmente de acuerdo con que los empresarios
catalanes expresen en público sus temores ante una posible Catalunya independiente y, simultáneamente, más del 65% se muestre convencido de la absoluta viabilidad económica de un Estado catalán independiente.
Únicamente un 33% de los consultados reprochan a los empresarios
catalanes que muestren públicamente sus temores a la independencia y
sólo entre los votantes de Esquerra son mayoría quienes recriminan esa
actitud. En cambio, más del 60% de los electores de CiU o de ICV, casi el 70% de los del PSC y un 73% de los del PP
consideran que los empresarios hacen bien en manifestar en público sus
inquietudes ante una eventual independencia. Incluso un 56% de los
votantes de la Solidaritat independentista aprueban esa conducta.
Sin embargo, esa actitud comprensiva con las incertidumbres del
empresariado convive con un extendido convencimiento sobre la viabilidad
económica de un Estado catalán. La prueba de ello es que no sólo
comparten esta convicción casi el 70% de los votantes de CiU y de ICV, o
casi el 100% de los electores de Esquerra o SI. Incluso un 63% de los
electores socialistas creen viable económicamente una Catalunya
independiente. De hecho, sólo entre los votantes del PP y C’s domina la
idea de que Catalunya no sería viable como Estado.
Esa convicción optimista se asienta en una opinión no menos positiva
de los efectos de la separación sobre las relaciones comerciales con el
resto de España. Así, casi el 58% de los catalanes considera que tras la
independencia “seguiría habiendo una relación económica y comercial muy
estrecha entre Catalunya y España”, aunque un 36% acepta que la
situación podría evolucionar hacia un recorte de las relaciones entre
ambos estados. En cualquier caso, sólo entre los votantes del PP y C’s
son mayoría quienes comparten esa expectativa.
Paralelamente, más del 75% de los consultados se muestra convencido
de que el nivel de vida de los catalanes en un Estado propio sería mejor
(46,8%) o por lo menos igual (28,6%) que actualmente. Y de nuevo, sólo
entre los votantes del PP o Ciutadans son mayoría quienes creen que en
una Catalunya independiente se viviría peor que ahora. Las previsiones
optimistas superan el 73% entre los electores de Esquerra, y el 50%
entre los del CiU. Y en la izquierda, más del 43% de los votantes
socialistas piensan que en una Catalunya independiente se viviría mejor
(aunque uno de cada cuatro cree que no) e igual sucede con un 39% de los
de ICV.
Por lo demás, el apoyo a una consulta para decidir el futuro de
Catalunya se mantiene por encima del 80% de los ciudadanos (aunque ha
descendido dos puntos), mientras que el respaldo a la independencia en
un eventual referéndum sigue muy cerca del 55%, apenas seis décimas
menos que en el anterior sondeo. En el caso de la consulta, el respaldo
es amplísimo en todas las categorías de votantes, salvo entre los de C’s
o los del PP, aunque un 27% de estos últimos aprueba la celebración del
referéndum.
Eso sí, bastaría con introducir un escenario en el que Catalunya
obtuviera un pacto fiscal similar al concierto vasco para que el bloque
independentista se redujera en más de ocho puntos y el desenlace de un
hipotético referéndum se aproximara al empate técnico, con un sensible
incremento del porcentaje de indecisos.
En realidad, el anhelo de los catalanes por encontrar una solución
pactada con el resto de España a sus demandas de autogobierno tiene un
claro reflejo en las respuestas que ofrece el sondeo a las fórmulas de
encaje entre Catalunya y el Estado. Es verdad que más del 29% de los
consultados creen que ya es imposible recuperar puntos de encuentro y la
única salida es la separación. Sin embargo, una reforma constitucional
que reconociera las reivindicaciones catalanas desactivaría la deriva
independentista y sería la opción preferida por más del 52% de los
consultados.
Pero, atención, el seny y la voluntad de alcanzar acuerdos amistosos
con el Estado no excluyen una firmeza considerable en la voluntad
soberanista: nada menos que el 71% de los catalanes piensa que la
Generalitat debe celebrar el prometido referéndum, aun en el caso de que
el Gobierno central lo prohíba. En concreto, la fórmula elegida sería
una ley de consultas que aprobara el Parlament. Y en ese caso, sólo un
24% de los consultados propone “acatar la prohibición del Gobierno
central”, Más del 70% de los votantes de CiU o del PSC, más del 64% de
los de ICV y casi el 100% de los de ERC apuestan por la celebración del
referéndum “sí o sí”. Así lo dijo Mas.
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