El buen tiempo acompaña hoy a escasas horas de que el austríaco Felix Baumgartner trate de convertirse en el primer humano en romper la barrera del sonido en una caída libre desde 36.576 metros.
Después de que el pasado martes se suspendiera la misión por el
fuerte viento, el meteorólogo jefe del proyecto que tiene lugar en
Roswell (EEUU), Don Day, ha dado el visto bueno al nuevo intento, aunque
advirtió de que deberán de seguir la situación de los vientos a 12.000
metros de altitud.
El deportista de alto riesgo, de 43 años, tiene previsto subir a su
cápsula sobre las 12.00 horas GMT (14:00 hora española), cuando se
iniciará el proceso para que un globo de helio lo eleve hasta la
estratosfera, desde donde se lanzará al vacío.
Horas antes, Baumgartner se enfundara su traje presurizado e
ignífugo, que le protegerá de las temperaturas de hasta 70 grados bajo
cero que se registran en la estratosfera, para aclimatar su cuerpo antes
del lanzamiento.
Además de ofrecerle oxigeno, la cápsula y el traje le resguardarán de
una presión tan baja que le causaría irreparables lesiones internas. El
aventurero austríaco, que se prepara desde hace cinco años para esta
misión, pretende romper cuatro récords: ser el primero en superar la
velocidad del sonido (más de 1.100 kilómetros por hora) sin ayuda
mecánica; en realizar el salto con paracaídas desde más altura;
protagonizar la caída libre más larga (unos cinco minutos y medio) y
subir en globo al punto más alejado de la tierra.
"Queremos extender los límites de la humanidad un poco más", ha dicho
Baumgartner horas antes de comenzar el desafío, arropado por su familia
y amigos llegados desde Austria. También relató que las muestras de
ánimo de todo el mundo son un acicate para seguir adelante.
"Todos los días recibo mensajes de personas de todo el mundo. Uno de
ellos, un niño de 13 años que lucha contra el cáncer, me dijo: 'La forma
en que has seguido adelante con este proyecto me da fuerzas para mi
propia batalla'.
Todos estos mensajes son una gran motivación", confesó. El globo
tripulado que se empleará hoy será el más grande que se haya empleado
jamás, y llegará a medir hasta 180 metros de altura en una de las fases
de la ascensión.
El globo que se utilice hoy es el único de reserva, por lo que de
utilizarse posiblemente el proyecto deba de cancelarse hasta dentro de
varios meses, ya que no se puede volver a emplear una vez desplegado. La
película sintética que conforma el globo es muy delicada, ya que el
plástico en el que está fabricado es de apenas 0,002 centímetros de
grosor, diez veces más delgado que las bolsas de plástico que se
utilizan para congelar alimentos.
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