Durante el segundo trimestre de 2012 los españoles enviamos más de
1.500 millones de mensajes SMS. Son muchos, sin duda, pero es un 25,5%
menos de los que enviamos en el mismo periodo del año anterior. Es poco
probable que la noticia le resulte sorprendente. Primero porque el dato
no es nuevo -son las cifras que la CMT hizo públicas a finales de septiembre-
y segundo porque lo más probable es que usted y muchos de sus amigos y
familiares ya se hayan pasado a Whatsapp o iMessage o Blackberry
Messenger o combinaciones de los anteriores hace tiempo. El tráfico de
mensajes en España comenzó a bajar en 2008.
Una gran parte de la población española sigue mandándolos, en
cualquier caso. La penetración de smartphones en España es de un 51%.
Nos coloca a la cabeza, junto al Reino Unido, de las listas mundiales,
por encima de EE.UU. Pero eso quiere decir que casi un 49% del mercado
aún no puede acceder a ninguna alternativa a los mensajes
convencionales, salvando casos muy concretos (ciertos teléfonos que no
entran dentro de "smartphone" pero que sí tienen servicios de mensajería
a través de red). Para esa población, el SMS sigue siendo la vía de
comunicación básica.
La situación es parecida fuera de España. Ayer Forbes hacía público
el último estudio de Ratemizer en Finlandia -un comparador de tarifas
telefónicas local- que apuntaba a un descenso de un 14% en el número de
mensajes enviados durante el entre los usuarios de iPhone. Es un dato
significativo pero hablamos de una parte de la población muy específica.
Como resume el analista Tomi Ahonen, "el SMS es una tecnología adictiva y compatible con todos los teléfonos móviles. Hasta
que todos tus amigos y familiares estén en este tipo de servicios
alternativos, tendrás que seguir usándolos de forma ocasional. Hay
también un gran mercado comercial de SMS para televisión, etc."
Según Strategy Analytics este será el año de mayor gasto en la historia en SMS y MMS. En todo el mundo los ingresos por esta tecnología crecerán cerca de 2,5%. Pero será también el último año de crecimiento.
La fiebre de mensajes de esta nochevieja marcarán el inicio del
declive. Para el año 2017 el gasto habrá caído un 12%. En Europa
occidental el golpe será más pronunciado, de casi un 25%.
Pero incluso con una caída del 25% estamos hablando de millones de
mensajes que seguirán enviándose cada año. El SMS se muere, sí, pero no
de forma súbita.
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