Pese a las dificultades y enormes esfuerzos que le está costando a la
ciudad y al Estado, Río de Janeiro sigue firme en su decisión de instaurar la paz en las principales favelas del municipio.
Si en noviembre del pasado año las fuerzas del estado ocuparon la
favela más grande de Latinoamérica, Rocinha, sin un solo tiro para
instaurar el pasado mes la UPP (Unidad de Policía Pacificadora), el
domingo serán ocupadas las cuatro comunidades actualmente más peligrosas.
Una de las críticas más habituales a la acción policial de Río es
lamentar el especial foco en las favelas cercanas a puntos turísticos,
Zona Sur de la ciudad, con respecto a la mucho más pobre y nada
atractiva Zona Norte. Ahora, la policía se dispone de nuevo a abordar el
área más deprimida de la ciudad intentando expulsar el tráfico armado de las favelas Manguinhos, Mandela, Jacarezinho y Varginha.
Para ello, los batallones de Choque (BPCh) y de operaciones especiales
(BOPE) de la Policía Militar, ya empiezan a cercar las áreas intentando
detener a sospechosos de pertenecer al tráfico y fiscalizando todas las
actividades a su alrededor. Para la operación del domingo, la Policía Militar contará con el apoyo de la Civil.
El objetivo de la pacificación de las favelas, fenómeno que arrancó
en 2008 con la ocupación de Santa Marta (famosa por la grabación de un
videoclip de Michael Jackson), es rebajar la violencia de los habituales
asaltos en las operaciones especiales contra el tráfico e instaurar una policía comunitaria que consiga conducir la paz
a los vecinos de las favelas hasta entonces dominadas por el
narcotráfico. Hasta ahora, han sido instauradas 28 UPP’s en Rio de
Janeiro y se espera que para 2014 sean ya 40.
Según un artículo publicado este viernes por Folha de São Paulo con
datos de la Secretaría de Seguridad, en las áreas de Río de Janeiro sin
UPP (como las cuatro favelas que irían a ser ocupadas el próximo
domingo), la violencia ha crecido en los últimos tiempos. También el
viernes fue detenido un policía que trabaja en UPP por pertenencia a las
milicias, grupos de paramilitares que dominan diversas áreas de la
ciudad. Esta noticia emborrona la imagen lejana a la corrupción y de
limpieza curricular que se quiere preservar en el nuevo modelo policial
de las favelas.
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