Jofre Sanaüja, conocido ahora como Jose Sancho, ha tenido el honor de
ser el primer catalán españolizado según los criterios del Gobierno. El
catalán, nacido en Ribes de Freser (Girona) hace 34 años, fue ingresado
ayer en el Hospital de Bellvitge, donde se le intervino para equilibrar
su vivencia identitaria. “Nada más despertar de la anestesia, ha pedido
‘un finito y unah olivah’, preguntando enseguida ‘Dónde cohone sa metío
mi muhé’”, confirman los especialistas. Sus dos hijos creen que ahora
es “más simpático” pero lamentan que hable tan alto y se refiera a ellos
como “lo shavalineh”.
Es más corpulento y luce un tatuaje de la Legión
Aunque el proceso de españolización tardará algunos días más en
completarse -en estos momentos los expertos están añadiendo pelo en la
espalda del catalán-, su dominio de la lengua castellana ha aumentado
considerablemente y también su aspecto físico se ha “homogeneizado con
respecto al fenotipo ibérico”, lo que se traduce en una mayor
corpulencia y un tatuaje de la Legión en el bíceps derecho. “También le
hemos puesto un buen par de ‘huevazos’ porque los que tenía antes
parecían frutitas del bosque”, admiten los médicos.
Los próximos días, Sancho seguirá un programa de reeducación
consistente en ir a los toros, ver en Madrid el último espectáculo
teatral de Enrique San Francisco y rezarle periódicamente a la Virgen de
la Aurora. “Se está adaptando muy bien. Ya ha besado la bandera de
España, cosa que se negaba a hacer antes de la españolización, y piensa
que el rey trajo la democracia a este país”, explican los expertos.
Sancho muestra un rechazo absoluto al independentismo catalán que
antes abrazaba y ha anunciado a los suyos que “va a haber musho cambio
en esta familia, joé. Quiero ser guardia siví”. Su esposa y sus hijos se
sienten perplejos y asustados. Incluso el perro de la familia, un gos
d’atura llamado “Fosquet”, ha reaccionado con agresividad cuando su
dueño españolizado se ha referido a él como “Furbo”.
“Esto está lleno de catalufos, joé”
El gran reto de los especialistas es evitar que la operación muera de
éxito: “Hemos detectado cierto odio a su identidad anterior y tememos
que eso haga peligrar el equilibrio identitario”, reconocía Andrés
Rodríguez, jefe del proyecto. El sujeto ha expresado varias veces su
deseo de instalarse en Madrid y se ha quejado de que en el hospital haya
enfermeras que no hablen español. “Quiero que me atiendan en mi idioma y
que me zirvan una tapita de jamón o argo, joé”, insistía Sancho esta
mañana. Andrés Rodríguez reconoce que no es bueno que el paciente quiera
irse de Cataluña: “El objetivo no es vaciar Cataluña de catalanes a
base de españolizarlos, queremos que se queden aquí”. Se espera que este
problema se resuelva cuando haya más catalanes españolizados “y no se
sientan minoría en su tierra”.
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