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lunes, 16 de abril de 2012

Una familia uruguaya fue rechazada en Barajas

Viajaban a Palma de Mallorca para cuidar a su hija, que se realizaría una cirugía. Tenían una carta de invitación autenticada por notario español, pasajes de ida y vuelta y dinero suficiente. En Migraciones de Madrid les negaron la entrada.

"Nos trataron como si fuéramos delincuentes". Así resume la situación vivida el matrimonio conformado por Oscar Dávila y Mónica Cuello, uruguayos residentes en Argentina desde hace 27 años, que viajaron junto a Sonnia Ferreira, la madre de Dávila.

El 7 de marzo, los tres uruguayos emprendieron un "programado y añorado" viaje a España, con el objetivo de visitar y cuidar a Alejandra y Chiara, hija y nieta del matrimonio. La primera debía someterse a una cirugía (en los primeros días abril) por un fibroma uterino.

No se veían desde hace 5 años, cuando Alejandra se radicó legalmente en Palma de Mallorca. De acuerdo a lo planificado para esta visita la familia uruguaya debía regresar a Buenos Aires el 15 de abril, pero el proyecto quedó trunco el 8 de marzo a las 6 de la mañana.

Ni bien llegaron al Aeropuerto de Barajas, donde pese a que contaban con pasajes de ida y vuelta (por US$ 4.500 dólares) y una carta de invitación firmada por un notario español (donde su hija notificaba que se hacía cargo del alojamiento y manutención de los viajantes), además de 3.600 euros y tres tarjetas de crédito, se les negó la entrada.

El viaje de reencuentro familiar se convirtió así en una odisea de casi tres días. Pasaron más de 18 horas detenidos en aeropuertos en los que, según denuncian, fueron "maltratados".

TRATO "ULTRAJANTE". Dávila y su mujer viajaban con pasaporte uruguayo, mientras que Ferreira (la madre de él) que está nacionalizada en Argentina, lo hacía con documentación de ese país. Los tres tienen trabajos formales en Argentina: Dávila es cuentapropista y junto a su mujer están a cargo de la portería de un edificio porteño desde hace 25 años.

La madre de él, Sonnia, es empleada de la Obra Social (mutualista) de la Universidad de Buenos Aires.

"Cuando presento los pasaportes el policía de Migraciones me dice que la carta de invitación no sirve porque ahora se realiza por extranjería a través de la Policía y no a través de un notario; algo de lo que nadie había informado a mi hija", dijo Dávila a El País y expuso que había otras tres personas del vuelo en una situación similar.

Desde un comienzo dieron por descontado que no llegarían a abordar su otro vuelo a Mallorca, ya que les informaron que su situación la resolvería el jefe de frontera, quien arribaría dos horas después de que ese vuelo emprendiera.

"A eso de las 8 nos llama un policía y nos hace pasar a una sala donde volvemos a presentar toda la documentación y le digo que tengo además los recibos de sueldo de mi madre y mi mujer, quienes habían pedido especialmente las vacaciones, y mis facturas como cuentapropista. Me hicieron contar la plata que llevábamos, unas 10 veces ante unas 10 personas diferentes, lo mismo que mostrar las tarjetas. Luego un policía que nos gritó y se río irónicamente: `¡Vengan! ¡Vengan! Porque si no vienen, va a ser peor para ustedes`", recordó.

Estaban en una planta baja y los hicieron subir al tercer piso hasta una sala de detención en la que pasarían las próximas 18 horas y donde "había un montón de deportados esperando resoluciones" y en algunos casos "llevaban pernoctando allí cuatro noches".

"Mi mujer llevaba unos alfajores comprados en el Free Shop y el policía también socarronamente le dijo: `¿No llevarás falopa ahí?`. Nos retuvieron los documentos y los pasajes; nos quitaron nuestras pertenencias (a excepción del dinero) y nos hicieron un cacheo. A mí me sacaron el cinturón que tenía y estuve 18 horas sosteniéndome los pantalones. Nos empezamos a preocupar y le avisamos a nuestra hija de la situación", aseguró.

Unas horas más tarde les adjudicaron una abogada de oficio que revisó los papeles y les anunció que no iban a tener problemas para seguir viaje a Mallorca. Sin embargo, cuando su hija Alejandra la llamó le señaló que su operación no era tan grave como para justificar un viaje de cuidados.

"A la hora nos comunicaron que nos denegaban la entrada argumentando que la carta no servía y, sobre todo, que no contábamos con los medios para quedarnos ni para regresar a nuestro país", expuso Dávila al tiempo que muestra sus formularios de deportación.

"Eso fue lo que más me indignó, porque es falso, ellos nos tenían retenidos los pasajes de ida y vuelta y nos los devolvieron en Buenos Aires. Los tengo en mi poder y no puedo obtener ningún reintegro porque la agencia de viajes considera que si te deportan fueron usados".

PESADILLA. Aunque no le impedía trabajar con normalidad, Sonnia Ferreira (68) estaba bajo tratamiento psiquiátrico y medicada para la presión. Tras la detención en el aeropuerto de Madrid, tardaron 14 horas en permitirle acceder a su medicación. "Llevé certificado con la autorización de su psiquiatra en la que a su vez se específica todos los medicamentos que ella toma para no tener problemas. Se empezó a poner nerviosa y, cuando vieron que estaba bastante mal, logramos que nos trajeran las pastillas que habían secuestrado junto al equipaje", dijo Dávila. No se las dieron allí mismo, la trasladaron hasta un médico y, pese a que lo solicitó, no permitieron que su hijo la acompañara.

Cuatro horas más tarde, sobre la medianoche, y custodiados por policías, la familia uruguaya abordó el vuelo de regreso hacia Argentina. Sin embargo los problemas no terminaron allí, ya que un ciudadano chileno generó una situación de violencia y el avión debió retornar a territorio español, aterrizando en las Islas Canarias. Fueron llevados en móvil policial a una comisaría cercana. "Permanecimos encerrados en un cuarto bajo llave unas dos horas hasta que volvimos a volar. Llegamos el viernes 9 a las 19 horas a Ezeiza después de haber salido del mismo lugar el miércoles

a las 13:25", afirmó Dávila quien en estos momentos se encuentra en Uruguay para realizar personalmente el reclamo en Cancillería.

LAS CIFRAS

126

Es el número de uruguayos que fueron rechazados en el aeropuerto de Barajas en 2011: en total viajaron ese año 20.866 personas

7.800

Es el número de brasileños que fue rechazado en 2011, el colectivo más numeroso: le siguen Venezuela, Honduras y Paraguay.

1.500

Fue la cantidad de extranjeros no admitidos en el aeropuerto de Madrid en 2011, un aumento de 4% respecto al año 2010.

TESTIMONIO

Oscar: "No sabemos si podemos volver a vernos"

Fue una pesadilla, de a momentos pensé que era una película lo que estaba viviendo. Nos trataron como indigentes y delincuentes, porque ellos pueden prohibirte la entrada a su país pero no tratarte de esa forma. Yo les dije que me parecía que los presos tenían más derechos que nosotros", contó Dávila sobre la experiencia vivida y agregó: "Sabés de gente que les pasa y capaz decís `¡Pobre!`. Pero son cosas que si no las vivís no te das cuenta. Cuando le comunicamos a mi hija que nos denegaban la entrada, le dio un ataque de nervios y escuchaba por teléfono cómo mi nieta lloraba, era una impotencia total. El viaje a nosotros nos costó mucho porque no somos potentados sino gente de trabajo, pero lo más lamentable es el daño psicológico que nos hicieron. A raíz de esto es muy probable que las tengamos a mi nieta e hija acá de nuevo. Repercutió en sus vidas también, no quieren quedarse porque ante esta situación no sabemos si podemos volver a vernos, dentro de todo lo malo quizás lograrán por lo menos que se junte la familia de nuevo".

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