Anatoli Kucherena, el abogado de Edward Snowden, está dispuesto a demandar al Servicio Federal de Migración de Rusia (SFM) si esta entidad no responde a la petición de asilo temporal de su cliente,
el ex contratista de seguridad que denunció el masivo espionaje
electrónico de Estados Unidos. “Creo que esto no debe pasar, pero si, no
lo quiera Dios, pasara, entonces iríamos a los tribunales”, afirmó hoy
jueves el letrado en una entrevista con EL PAÍS. “No quiero
presionarles. Esperare un poco, varios días, y luego me quejaré”,
sentencia.
Kucherena es rotundo: “No hay ninguna posibilidad ni ninguna variante
por la que Rusia lo pudiera entregar al Gobierno norteamericano”,
señala el abogado, quien etiqueta como “políticas” las declaraciones
estadounidenses, según las cuales Rusia podría entregar a Snowden
a EE UU, pese a que no hay acuerdo de extradición bilateral. “Yo no
quiero jugar a la política. Hasta ahora no hemos recibido ningún
documento jurídico en el que se diga que Snowden ha cometido un delito o
tiene responsabilidades penales”, señala, y añade: “incluso si esa
petición llegara, no podríamos entregarlo porque no hay un acuerdo con
el gobierno norteamericano para prestar ayuda jurídica”.
Señala Kucherena que el SFM determina él mismo “cuánto tiempo
necesita para examinar la primera etapa de los problemas que surgen
cuando se entrega la solicitud de asilo temporal” y que el único plazo
legal para resolver la situación es de “tres meses”. “Lo otro (los
plazos para entregar el certificado que le permite moverse por Rusia)
responde a “un documento interno” del SFM .
El abogado admite que confió en poder llevar el certificado a su
cliente el miércoles y que Snowden se mostró “afligido” ("ogorchen" en
ruso) porque no fue así. “Lo esperaba, pero por el momento no está
listo”. “Creo que solo es un problema burocrático”, dice. ¿Cuando se
resolverá? “Me dicen que en el futuro próximo. No puedo decir la fecha”,
responde.
¿Aguarda el SFM instrucciones del Kremlin? “No creo”, dice Kucherena, y añade: “las motivaciones que Edward adujo para solicitar el asilo
son muy serias, a saber que teme por su vida y su seguridad y que, en
el caso de que lo entreguen, puede ser torturado y condenado a muerte”.
Estos argumentos son “confirmados por las declaraciones del Departamento
de Estado y de las instancias políticas de EEUU, que cada día exhortan a
Rusia a violar los derechos humanos”. Refiriéndose a las exigencias del
embajador norteamericano en Moscú, Michael McFaul, afirma “¿Acaso
(Snowden) es un objeto que debemos meter en un portaequipajes y
entregarlo a la embajada norteamericana? Es absurdo y cínico”. “Las
presiones que ejerce hoy el gobierno norteamericano son la prueba
irrebatible de que el SFM le tiene que dar asilo. Ante ellas no es
posible no dárselo”, sentencia.
Kucherena dice tener motivaciones “profesionales” para haber accedido
a la petición de Snowden para que fuera su abogado. El letrado se
define como “un activista social interesado en que no se violen los
derechos humanos y en que no nos presionen”. La ropa comprada para
Snowden “la pagué con mi dinero” y fue “una acción humanitaria”.
“Siempre vino con la misma camisa y los mismos jeans. Para él es un
problema serio lavar y planchar la ropa”. El abogado responde
negativamente a la pregunta sobre si los órganos de Seguridad rusos
trabajan con Snowden y dice que éste se relaciona sólo con los
funcionarios del aeropuerto. A su entrevista con el abogado el
miércoles, Snowden acudió sin ordenador y Kucherena dice no saber si lo
tiene.
Kucherena, que se comunica con su cliente con ayuda de un interprete,
entregó a éste un ejemplar en inglés de “Crimen y Castigo” de Fiódor
Dostoyevski. “¿Por qué mató Raskólnikov a la vieja usurera?”, pregunta, y
responde: “La mató porque creía que era dañina. ¿Y qué ha hecho Edward?
Considera que los servicios de Seguridad son perjudiciales, que
perjudican a todo el mundo, que escuchan leen cartas. Es una metáfora
(…) Le será útil leerlo, porque él tuvo una lucha interna cuando
comprendió que desde las altas tribunas y la constitución hablaba de
derechos humanos y libertad y que en la práctica se hacía otra cosa y
tenía que tomar una decisión, o continuar dedicándose a aquello o, como
él dice, abrir los ojos al mundo y decirle, miren, les engañan, les
vigilan, les leen”. Snowden ni lamenta lo que ha hecho
ni dio marcha atrás, afirma Kucherena. “Sus convicciones son firmes y
claras”, dice el abogado, que siente una “gran” responsabilidad y admite
estar en cierto modo haciendo de “padre” a Snowden, cuya seguridad en
el futuro es “un quebradero de cabeza”. “Le persigue un país enorme”,
dice. Si Snowden recibe asilo temporal, Rusia es fin de trayecto para él
por el momento. “No puede ir a ninguna otra parte. Lo que pasó con el
avión de Evo Morales puede pasar con cualquier avión. No tiene
pasaporte. No tiene estatus y mientras su estatus no esté determinado
puede estar en la zona de tránsito eternamente, años, hasta que sea
abuelo”.
“Rusia no tiene derecho a cometer un delito en relación a una
persona, no importa de qué país, que se ha dirigido a ella con la
petición de que le den asilo. Rusia realiza una misión humanitaria y no
entrega a nadie. El país que lo persigue no puede contemplar esto como
un acto hostil. Esto es importante, porque lo que quiere el gobierno
norteamericano es vengarse de Snowden porque ha dicho la verdad”.
¿Está seguro Kucherena de que Rusia estará a la altura de la misión
humanitaria que plantea? “Estoy seguro de que yo lucharé por ello, de
eso estoy seguro, de que no cederé en mi posición, y si se crea una
situación inusual lo diré a todo el mundo”.
¿Podría Snowden convertirse en un nuevo Kim Philby, el agente
británico que se pasó a la URSS y acabó sus días en ese país? Kucherena
cree que los casos son diferentes. “Cada persona tiene su destino y cada
situación, su desarrollo. La trayectoria de Edward en el futuro depende
en gran medida de la posición que Rusia adopte en este tema”, afirma.
“Snowden tiene mentalidad de defensor de derechos humanos. No es un
carrerista, ni ha obtenido ninguna ganancia. Abrió la caja de Pandora y
reveló un problema de importancia global y en la caja de Pandora hay
archivos que todavía no han llegado a nuestros ojos y oídos. Los
militares, los servicios de seguridad reclaman dinero para luchar
supuestamente contra el terrorismo, pero cuando la sociedad no los
controla resulta lo que Snowden nos ha contado.”
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