El secretario de la Conferencia Episcopal Uruguaya,
monseñor Monseñor Heriberto Bodeant (Obispo de Melo) explicó que la
medida fue “automática por impulsar prácticas contrarias a la vida”.
De todas maneras aseguró que no convocarán a un eventual llamado popular propiciado por el Partido Nacional.
En tanto, la Vicaría de la Familia y la Vida de la Arquidiócesis de
Montevideo emitió un comunicado a través del cual rechazan el proyecto
sancionado este miércoles por el Parlamento.
“Ante la aprobación por parte del Senado del proyecto de ley de
interrupción voluntaria del embarazo, que en la práctica es una ley que
legaliza el aborto en el Uruguay, la Vicaría de la Familia y la Vida de
la Arquidiócesis de Montevideo, quiere expresar su profundo dolor y el
rechazo a esta ley”, se expresa en el comunicado.
Aseguran que la decisión del Parlamento “va contra el primer derecho
humano que es el derecho a la vida, contradice la Constitución de la
República y el Pacto de San José de Costa Rica, es una agresión al ser
humano más inocente, y por lo tanto a la sociedad uruguaya en su
conjunto y es una ofensa a Dios Creador”.
“Nos enorgullecemos de ser uno de los primeros países que abolió la
pena de muerte, hoy nos entristecemos por ser el segundo país de
América Latina en legalizar el aborto”, expresa la Vicaría.
“Herida a la nación”
La Iglesia “comprende el drama que muchas parejas y especialmente
muchas mujeres viven frente a un embarazo no deseado, pero siempre ha
entendido que esta situación desafía a los mismos involucrados, a las
familias, a la sociedad civil y a las autoridades, a buscar soluciones
que respeten la vida”.
Al tiempo que consideran que “si el hecho que con el aborto se esté
eliminando una vida humana no cuenta con la unanimidad de opiniones, a
pesar que la ciencia así lo avala, la sola duda que esto genera debería
bastar para detener su aprobación”.
La Iglesia Católica indica que los “diversos eufemismos con los que
se disfraza esta ley no quitan nada a la gravedad de lo aprobado”.
“Es un día triste para el Uruguay, un país que fue refugio de tanta
gente que vino en busca de nuevas oportunidades, una sociedad donde
muchos encontraron motivos para seguir viviendo, hoy niega a otros
uruguayos el derecho a vivir. La ley aprobada por el Senado es una
herida a la nación, a las más nobles tradiciones de nuestra tierra.
Porque confiamos en Jesucristo, Señor de la vida y de la historia,
continuamos mirando con esperanza nuestro futuro, y contribuyendo a la
defensa de la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural”.
La excomunión
La excomunión automática (latae sententiae) “de modo que incurre ipso facto en ella quien comete el delito“, se adopta en delitos eclesiásticos sumamente graves, como la apostasía, la herejía o el cisma. (Canon 1364); la violación directa del sacramento de la confesión por un sacerdote (Canon 1388); el procurar o participar en un aborto o la cooperación necesaria para que un aborto se lleve a cabo (CIC, 1398).
El efecto más notable de la excomunión es la exclusión de la recepción o administración de los sacramentos, incluso de la confesión
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