La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al policía nacional
Antonio I.S. a 10 años de prisión por un delito de agresión sexual y dos
de abusos sexuales al aprovecharse el agente de su condición para atacar a tres mujeres entre junio de 2010 y marzo de 2011, en Madrid.
Su modus operandi era, vestido de paisano, abordar a mujeres con
aspecto de inmigrante, pedirles los papeles y, con la excusa de examinar
estos o bien con el pretexto de su ausencia, obligarlas a dejarse tocar o a realizar actos sexuales, siempre con su placa de policía como garantía de impunidad.
Su primera víctima fue María Margarita S.G., venezolana de 31 años, y
curiosamente también ella misma estuvo a punto de ser la última: un año
después de la primera agresión, Antonio intentó repetir la jugada con ella misma en una tienda Bershka de Bravo Murillo. La mujer recurrió a una pareja de agentes que pasaba por el lugar y el hombre fue detenido.
Los hechos arrancan el 16 de junio de 2010, cuando el agente, de
paisano, aborda a Mª Margarita S.G. en la calle Piñeiro de Madrid, y le muestra su placa reglamentaria.
Al no tener papeles ni residencia legal, el Policía le dice a la mujer
que debe llevársela a comisaría, previa parada en el domicilio de ella
para que recoja sus efectos personales.
Ya en el domicilio, el acusado obligó a la mujer "a ponerse un traje
de fiesta", explicó la Fiscalía en el juicio, mientras le decía frases
como "que me la chupes, mami" y "tú tienes que saber hacer esto". Luego
la sentó en la cama, le abrió las piernas y sacando su miembro se lo
intentó introducir en la boca. Al negarse ella, le soltó: "Eres una sosa".
Tras esto la puso boca abajo y la penetró vaginalmente hasta
eyacular, tras lo cual se fue, no antes decirle que no podía denunciarle
por estar en España ilegalmente. El 7 de marzo de 2011, en la calle San
Raimundo, 26, Antonio I. abordó a Miriam S.T., ecuatoriana, 24 años.
Dudando de sus papeles, la acompañó al domicilio de la mujer. En el
ascensor, con el pretexto de cacharla por si llevaba armas o drogas, la tocó en la "zona mamaria" para satisfacer su deseo sexual.
Ya en el domicilio, la mujer fue a quejarse a su madre, de 45 años,
que daba de mamar a un bebé recién nacido. Con ánimo libidinoso, el policía Antonio I. echó del lugar a la hija y le tocó los pechos a la madre,
que se incorporó "con el lactante en brazos" y le afeó su conducta.
Así, el policía, aparentemente avergonzado, llegó a firmar un papel con
una identidad policial falsa de su puño y letra.
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