Brasil, con extensas redes públicas y privadas digitalizadas, ha sido
durante años objetivo prioritario del espionaje de los EE UU. Según un artículo publicado por el diario brasileño O Globo , en colaboración con el británico The Guardian,
la administración de Barack Obama habría interceptado
indiscriminadamente miles de llamadas, correos electrónicos y datos de
empresas, instituciones y de ciudadanos brasileños. Los diarios explican
que para facilitar el alcance de la red de espionaje, la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA, en sus siglas en inglés) mantiene “acuerdos
estratégicos” con más de 80 de las “principales corporaciones globales”
de los sectores de telecomunicaciones, proveedores de Internet o
infraestructura de redes para “apoyar las misiones”.
Como estas alianzas no garantizarían el acceso de la NSA a cualquier aparato del planeta, según O Globo,
la agencia desarrolló un programa llamado Fairview que, con el apoyo de
una gran empresa de telefonía norteamericana, conseguía captar datos en
redes de todo el mundo.
A través de alianzas corporativas, la NSA acaba teniendo acceso a los
sistemas de comunicación fuera de las fronteras americanas. Como
resultados de sus relaciones con empresas no americanas, esa operadora
de los EE UU tiene acceso a redes de comunicación locales, incluyendo
las brasileñas”, mantiene O Globo. La información, basada en documentos revelados por el extécnico de la NSA Edward Snowden,
que espera asilo político en Moscú, afirma que el país latinoamericano
tendría tanto interés para los estadounidenses como China, Rusia, Irán o
Pakistán.
“El número de personas y empresas espiadas en Brasil es incierto,
pero hay evidencias de que el volumen de datos interceptados por el
sistema es constante y a gran escala”, afirma el diario de Río de
Janeiro. La presidenta Dilma Rousseff ha recibido con preocupación la
noticia. Su ministro de Exteriores, Antonio Patriota, ha pedido a través
de su embajador en Washington y del representante de EE UU en Brasilia
que el Gobierno de Obama aclare el episodio de las intercepciones, según
él mismo ha informado a la prensa esta mañana.
Si se comprobase el espionaje “sería algo sumamente grave”, a lo que
el Gobierno brasileño “respondería de acuerdo a la gravedad”, ha dicho
el portavoz del Ministerio de Exteriores a O Globo. El Gobierno
brasileño también pretende lanzar una iniciativa en el seno de las
Naciones Unidas con el objetivo de “prohibir abusos e impedir la
invasión de la privacidad” de los usuarios de Internet, que “establezca
normas claras de comportamiento por parte de los Estados” en el sector
de las telecomunicaciones.
Brasil, uno de los 21 países a los que Snowden ha pedido asilo para protegerse de la petición de extradición tras haber revelado una red de espionaje global por parte de los EE UU, no ha respondido a la petición del delator. O Globo
ha interpretado la información contenida en los documentos de Snowden
como una confirmación de las sospechas sobre la vigilancia de los
Estados Unidos en el país.
El propio ministro de Defensa brasileño, Celso Amorim, afirmó la semana pasada en una entrevista a Folha
que en dos ocasiones pensó que estaban pinchando su teléfono. “Una fue
cuando vivía EE UU, cuando era embajador de la ONU y me encargaba de
tres comisiones sobre Irak. Mi teléfono comenzó a hacer un ruido muy
extraño que solo paró cuando acabó la comisión. Allí había un objetivo
obvio”. En esa entrevista, el ministro ya afirmó que la cuestión del
espionaje era una asunto que preocupaba a la Defensa del país.
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