El guinness del absurdo venía sellado en forma de carta. El Servei de Trànsit de la Generalitat de Catalunya le notificó el miércoles pasado una multa de tráfico por conducir un vehículo que nunca vio, en un lugar donde no estuvo.
Lo que no sabía el organismo catalán es que el sancionado era el
propietario de un laboratorio de criminalística documental en Mallorca y
ha demostrado que la multa está manipulada.
La disparatada historia del cazador cazado se inició la semana pasada
cuando José Pedro Venzal recibió en su domicilio familiar de Mallorca
una denuncia con los datos de su ciclomotor –una Kimco de 125
centímetros cúbicos– y la fotografía del radar de un Renault Clio que circulaba por la A2 de Barcelona a 114,4 kilómetros por hora con la misma matrícula de su motocicleta.
"Lo que me llamó la atención es que un coche tuviera la matrícula de una moto", apunta.
Entonces se puso las gafas, se acercó la imagen unos centímetros y vio
claramente que la matrícula que figuraba en el Clio infractor estaba
superpuesta sobre la original. A simple vista pudo diferenciar que dos
de los cuatro lados del rectángulo de la matrícula eran de un color
menos blanco.
El defecto profesional salió a escena. Se fue al laboratorio, la observó en un microscopio y, posteriormente, hizo un análisis multiespectral en
el que se evidenciaba claramente que el contorno de la pastilla blanca
no encajaba sobre la matrícula original del vehículo. El copia-y-pega
del photoshop no se realizó de forma perfecta y el chapuzas quedó en
evidencia ante un profesional.
Venzal tiene claro que una máquina no pudo asignar la matrícula de
una moto a un coche. Alguien lo hizo. "Entiendo que el responsable ha
tenido la mala suerte de toparse con alguien como yo, que en su día a
día analiza documentos falsificados y manipulaciones", bromea.
La hipótesis que baraja es que el radar, por efecto de la falta o el exceso de luz,
no captó bien los números de la matrícula y el Servei de Trànsit cogió
la matrícula más parecida y, presuntamente, la colocó sin reparar en que
pertenecía a una moto. "Es una opinión que he puesto en manos del
departamento jurídico del laboratorio para que procedan en
consecuencia", añade.
Por su parte el Servei de Trànsit de la Generalitat de Catalunya
asegura que el sistema de transmisión de fotos no permite manipular las
imágenes y que en ningún caso son manipuladas por el personal. "Hechas
las comprobaciones oportunas, la foto que se ha enviado en la
notificación corresponde exactamente a la imagen que se envió desde el
radar", detallan.
No obstante, este departamento ha trasladado los hechos a los Mossos d'Escuadra para que abran una investigación y explica que el error podría deberse a una presunta duplicidad de placas de matrícula.
La justicia dictaminará si ha habido tal manipulación fraudulenta del
documento administrativo. Hasta entonces, Venzal se conforma con que le
retiren la multa de 100 euros y atiendan el recurso que presentó el
jueves ante Delegación de Gobierno.
"Aun entendiendo las necesidades imperiosas que de recaudación dineraria pueda tener su departamento [Servei
Català de Trànsit], habida cuenta de cómo está esta España nuestra, le
informo de que el día de la infracción no me encontraba en su Comunidad
Autónoma... Estaba en Mallorca, como la mayoría de días del año, al
residir y trabajar en esta maravillosa isla que, aunque cerca de
Barcelona, nos separa un trocito del Mediterráneo que tanto nos
identifica", expone en sus alegaciones con tono sarcástico.
También asegura que no es titular de ningún Renault Clio y muestra dudas de que el radar sea tan exacto para
calcular la velocidad de los infractores pero "tenga una óptica tan mal
calibrada que no pueda captar la matrícula aunque sí sus llantas".
Nada coincide en esta historia, salvo los datos de un vehículo de dos
ruedas que nunca ha salido de la Isla y que «con esfuerzo» a veces
alcanza los 100 kilómetros por hora. "Una vez que llegaba tarde al
aeropuerto cuesta abajo por la autovía alcancé 105 pero no fueron ni 15
segundos".
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