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viernes, 29 de marzo de 2013

Muere el único hombre que sabía calcular cuándo cae Semana Santa

Semanas, un puñado de días es lo que ha tardado en aparecer la primera crisis del papado de Francisco (Fran o Paco para los amigos, “El repelotudo de blanco” para los amigos argentinos). ¿De qué se trata? ¿De los vatican leaks? ¿De Bárcenas entrando con bolsas de Mercadona en la Banca vaticana?¿De la escasez de fotos de One Direction desnudos en la red? Nada de eso, mucho peor: ha muerto la única persona en el mundo capaz de calcular cuándo narices cae la Semana Santa.
Pese a haber escuchado n-mil veces el ranciofact “va con la luna”, o que “el Jueves Santo coincida con la primera luna después del equinoccio de primavera” (concepto, por cierto, digno de receta de salmorejo mágico de Paco Porras) el tema no es tan sencillo. En realidad, es tan complejo que sólo una persona había dedicado todos sus años de seminario a estudiar el tema hasta conseguir la fórmula definitiva. Bueno, sólo un año, el resto se los pasó zurrándose la sardina, ¡pero un año sin eso ya es mucho tiempo!
El cargo de Jefe de calendario (o, como es conocido en Roma, Il CalendariPirelli) es uno de los cargos en la sombra más importantes de la Iglesia Católica: determina cuando cae la Semana Santa, el calendario ogino de las monjas y realiza las pruebas del carillón de la puerta del Sol que salen cada puñetero año en TVE.
Sin el cargo de il Calendari, ni el propio Papa sabría determinar la fecha de la próxima Semana Santa. Ante tan descontrol, las consecuencias podrían ser impredecibles: decenas de actos descoordinados, cientos de niños esperando a los Reyes Magos en julio y miles de cofrades de Sevilla muertos por deshidratación, de tanto llorar al intentar sacar un paso en plena temporada lluviosa.
A fin de evitar el desastre, los cardenales se han vuelto a reunir (ya que estaban por Roma y que hacer un grupo de Whatsapp no les mola mucho) a fin de encontrar una solución. La fórmula se fue a la tumba con el último responsable, la realización de nuevos estudios costaría años hasta encontrar de nuevo la solución. Así que la Iglesia ha optado por su tradicional, y ya conocida solución: una puñetera paloma. El nuevo día de Pascua vendrá determinado por el vuelo de 33 palomas blancas sobre un “Calendari del pagés” extendido en el suelo. La fecha con más cagadas encima será la elegida. “Era eso o inventarnos algo” - comenta un cardenal - “y creo que, si en la Iglesia nos inventamos algo más, ya se nos vería el plumero”.

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