Hace siete años a José Luis Simó Ribas le llegó una sorpresa a su
casa, una multa por pasarse un semáforo en rojo. El asombro de este
vecino de Palma no fue la propia sanción, sino el hecho de que en la calle que le marcaba el papel no hay semáforo alguno.
Fue en ese momento cuando comenzó su cruzada personal contra el
Ayuntamiento de Palma y la Policía Local para que se la quitaran,
batalla que aún no ha acabado para él.
El afectado pensó que todo era un malentendido que se solucionaría de
forma rápida porque, al fin y al cabo, no sería difícil explicar a las
autoridades oportunas que no se puede multar una infracción que es
imposible de cometer. No sólo no hay ningún semáforo en la calle Passeig
del Born de El Molinar, donde lo multaron, sino que José Luis puede certificar que el día de la denuncia no pasó por el barrio porque estaba trabajando en el centro de la ciudad.
Todo su optimismo desapareció cuando le embargaron la cuota de la
sanción del banco en marzo del 2007, un total de 185 euros que no ha
vuelto a ver. A las pocas semanas de que le retiraran el dinero de la
cuenta, fue cuando envió su primer recurso a Cort para pedir que
revisaran el expediente y solicitar la devolución por defecto de la
multa. Meses después, la Tesorería del Ayuntamiento dictó su resolución
en la que lo desestimaba y aseguró que, tras consultar el soporte
informático, el expediente de su sanción se notificó de forma correcta. Ni el book de fotos de la calle que también envió para demostrar la carencia de semáforos sirvió para que anularan la sanción. "Las imágenes lo dejan claro, pero ni con eso me la quitaron", comenta.
José Luis persistió en su intento de que anularan la multa y en 2009
interpuso una reclamación económico-administrativa contra la
desestimación del recurso anterior. En este caso, fue el Consejo
Tributario del consistorio palmesano el que se reunió en pleno para
acordar una resolución de este caso tan peculiar.
La contestación fue que desestimaron la reclamación porque, como ya
habían explicado desde la Tesorería, los motivos que invoca el
interesado no son ninguno de los establecidos de forma legal para la
oposición de constreñimiento. Pago, prescripción, aplazamiento, falta de
notificación de la liquidación y error u omisión del mismo
constreñimiento que impida la identificación de la deuda o el deudor son
los argumentos que sirven para poder reclamar, pero como lo que pide
José Luis no está dentro de lo normal para exigir el dinero de la multa,
rechazaron su petición.
"Ya estaba harto de que negaran todo, así que solicité una
instancia al Ayuntamiento para que ellos mismos dijeran si hay o no
semáforos en el Passeig del Born de El Molinar". La respuesta
del Departamento de Movilidad –Circulación– no se hizo esperar: "No hay
ninguna instalación semafórica que dependa de nuestro departamento".
Tras recibir la contestación, hace cuatro meses, José Luis envió otro
recurso donde la adjuntó, algo que no le sirvió de nada. Lo único que
obtuvo por parte del Departamento Financiero del Ayuntamiento, que se
debería encargar de la devolución del embargo, fue un recordatorio de
que en diciembre de 2009 desestimaron la reclamación donde exigía la
devolución del dinero.
El afectado acudió también a la Policía Local de San Fernando para
intentar que echaran atrás la sanción. Tras intentar explicarles que el
fallo había sido de uno de sus agentes, asegura que la única ayuda que
consiguió del Cuerpo fue que un policía le dijera que "si un agente dice que pasa un tren por el Borne, es que pasa un tren por allí".
José Luis lleva años luchando sin obtener la anulación de la multa
que busca, pero no se dará por vencido. Ahora, cuando pasa por El
Molinar le viene a la cabeza la sanción. "No es por el dinero, lo único
que quiero es que no se salgan con la suya, porque no tienen ninguna
razón en esto", concluye.
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