El blindaje judicial
del presidente Mohamed Mursi amenaza con deslizar a Egipto hacia un
choque de trenes mayor que el registrado ayer en las calles de todo el
país. La máxima autoridad judicial egipcia ha denunciado este sábado "la agresión sin precedentes contra la independencia del Poder Judicial" y partidarios y detractores del sucesor de Hosni Mubarak se preparan para sendas convocatorias de protesta el próximo martes.
Un día después de la ira que incendió varias sedes de los Hermanos
Musulmanes y mostró la profunda polarización del país, los magistrados
han tomado la palabra. Y el veredicto es claro: La declaración
constitucional anunciada el jueves, que coloca al presidente y la
polémica Asamblea Constituyente al margen del poder judicial, supone una
agresión sin parangón, por lo que el Consejo Supremo de Justicia insta a
Mursi a "apartarse con su declaración constitucional de todo lo que perjudique al Poder Judicial y sus prerrogativas".
Los togados empiezan a sumarse además a la rebelión contra el
decretazo, que ayer estrenaron la oposición liberal e izquierdista. El
club de jueces de Alejandría –la segunda ciudad del país- informó este
sábado que ha acordado "suspender las actividades en todos los tribunales y las fiscalías de las provincias de Beheira y Alejandría" hasta que Mursi no se retracte. El movimiento que ha sido secundado en otra provincia del Delta del Nilo.
La protesta se generalizó poco después con la decisión de la asamblea
general del Club de Jueces, la asociación de la magistratura en Egipto,
de suspender el trabajo en todos los tribunales y fiscalías del país,
según informó la agencia oficial egipcia Mena. En respuesta a esta
contestación del ámbito judicial, Los Hermanos Musulmanes, partido al
que perteneció Mursi, han convocado para mañana una marcha en señal en
apoyo al presidente.
El parón de los tribunales es una contundente represalia al zarpazo
de Mursi, que logró además destituir al fiscal general al que ya quiso
despachar en octubre y ordenó la repetición de los procesos judiciales
contra miembros de la dictadura derrocada. Entretanto, en Tahrir
permanecía este sábado el reducido grupo de entusiastas revolucionarios
que ayer decidió comenzar una acampada. Durante todo el día, miles de
almas rechazaron la deriva autoritaria de Mursi al grito de 'Erhal, erhal' (Vete, vete) o 'Mursi es Mubarak'. Más de 300 personas resultaron heridas.
Aunque hoy se han registrado en Tahrir algunos choques con las fuerzas del orden, el suceso más grave ha tenido lugar a las puertas del Tribunal Supremo
donde varios cientos de opositores que protestaban contra la acta
constitucional han sido atacados por desconocidos. Después de que
estallara la violencia, la policía ha tratado de dispersar a los
manifestantes arrojando gases lacrimógenos.
La respuesta ciudadana, no obstante, parece hallarse en compás de
espera. La oposición -encabezada por varios ex candidatos
presidenciales- llamó ayer a tomar de nuevo las calles el próximo martes
contra un decreto "fascista y despótico" que ha suscitado preocupación también en Estados Unidos y la Unión Europea.
Y hace unas horas, los Hermanos Musulmanes también han convocado para
ese día una manifestación en la capital egipcia en apoyo a Mursi, que
cuenta también con el respaldo de los salafistas (rigoristas
musulmanes). Una contraprogramación peligrosa que corre el riesgo de
convertirse en un batalla campal entre ambos bandos.
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