En la cuerda floja, con el abismo bajo los pies, expuesto al jaque
del Barça este domingo en Valencia. Es el panorama del Madrid ahora que
se cumple un tercio de Liga, ahora que sale del Villamarín sin puntos,
tras despilfarrar muchas más ocasiones que fútbol. Una noche negra,
adornada con un gol mal anulado a Benzema y una mano en el descuento de
Nosa. No sirvan de excusa los errores de Gil Manzano, un árbitro de 28
años, porque tal y como admitió Mourinho, su equipo no hizo lo necesario
para ganar. En su debe lo apunten. [Narración y estadísticas (1-0)]
Los méritos queden para el irreprochable Betis, que jugó como si nada
hubiese sucedido hace una semana en el Pizjuán. O mejor, tan consciente
de sus infamias como para dejarse el alma en el empeño. Sin centrales
titulares salió Mel, con 10 españoles y un portugués. Todos se estiraron
hasta sus propios límites, el único modo de hacer frente a un coloso
como el Madrid. Mucho mérito verde y blanco.
Mérito para la profundidad por la izquierda de Juan Carlos, alias El
Galgo de Boadilla. Mérito para la solidez de Cañas y Beñat en el eje. Y
por qué no decirlo, mérito para esa defensa de harapos, bien adelantada,
forzando una y otra vez la trampa del 'offside'. El Madrid no supo cómo
hincar el diente a todo aquello. Tuvo llegada, pero no control. Fue,
dicho sea ya, una menguada copia de sí mismo.
Ni Cristiano, ni Benzema, ni Di María
Empujó una y otra vez, aunque nunca pudo decirse que fuera su noche.
Ni de Cristiano, ni de Benzema, ni de Di María, su tridente ofensivo.
Nada se pudo reprochar a su actitud y menos a su sarta de oportunidades.
Desde el inicio, con ese estilo directo, que no precisa de
elucubraciones, probó los reflejos de Adrián, un señor portero.
Las aceleraciones de Cristiano por la izquierda, abusando de Ángel.
En la primera, su disparo se topó en las piernas de Adrián, atento al
primer palo. Al minuto 10, el pase atrás lo mandó al limbo Khedira, con
mejor o peor fortuna, el llegador de este Madrid. El miércoles, con
Alonso y Modric por detrás, lo dejó bien claro ante el City. En Sevilla
no iba a ser menos.
Aullaba el Villamarín y el eco del rugido se escuchaba hasta en
Nervión. Pasado el cuarto de hora, sin previo aviso, en un triste saque
de banda marcó Beñat. El despeje mal orientado de Di María, el quiebro
sobre Khedira en la frontal y el concluyente derechazo. Apenas hizo más
en el área visitante, salvo dos llegadas de Rubén Castro por la
izquierda, taponadas por la manopla de Casillas y el 'tackling' de
Ramos.
Kaká sale a calentar
Algo debía ir tirando a regular en el Madrid cuando Kaká salía a
calentar con ese gorro antes de la media hora. Que espabilara Özil, una
sombra hasta entonces. Que por algo volvía al once en lugar de Modric.
Que no le visitaba la inspiración al alemán en esa cabina de mando que
llaman la media punta. Una vez conectó con Di María y el disparo,
rechazado en un central, lamió el travesaño. Podía empatar el Madrid en
cualquier imprevisto. No necesita de mucho este equipazo para marcar.
Lo hizo Benzema en un balón parado de Alonso, aunque el linier irguió
la bandera. Y Di María, más obtuso que de costumbre, la tuvo luego en
el segundo palo. Demasiados problemas en estático, que Benzema tampoco
parecía en vena. Así que a Mourinho no le quedaba sino el todo o nada
tras el descanso.
Para ello metió a Kaká y Modric, por aquello de renovar la chispa.
Misión de audaces, que la Liga se marchaba por el sumidero. Se acostó
Kaká por la izquierda, amagando más que dando. Dibujó fino, despacito
pero fino. Y chutó duro, para que Adrián se luciera ante los fotógrafos.
Era el principio de un asedio sin fruto.
Salva Sevilla y Agra
Quería el Madrid y apretaba los dientes, quizá extramotivado, como
Ramos y Pepe. Faltaban desmarques, pero llovían los balones hacia
Adrián. Modric dejó en suerte a Benzema y esta vez erró el juez de
línea. Sacó otra Ángel en el área chica, cuando Benzema llegaba con la
caña. Y el portero tiró de reflejos ante un cabezazo del francés y un
libre directo de Cristiano, bien dirigido, para variar.
Aguantaba el Betis, agarrado a la fe de su hinchada, con una gran
disposición en todos los frentes. En especial gracias a Salva Sevilla y
Salvador Agra, una pareja formidable. Del primero fue la mejor ocasión
del segundo acto, estropeada por un quiebro de más. Después, tampoco
acertó en escorzo Rubén Castro. El tiempo se acababa para el Madrid, ya
con Callejón en liza y Ramos en posición de '9'. En la última del
descuento, un balón tropezó en el brazo desplegado de Nosa. Gil Manzano,
en lugar de penalti, optó por el pitido final. Quizá el que echaba el
cierre a la Liga.
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