Los más de 400 kilómetros que separan las dos mayores ciudades brasileñas, Río de Janeiro y São Paulo, se harán menos pesados de recorrer de aquí a los Juegos Olímpicos de 2016. El Gobierno anunció este martes la subasta del futuro Tren de Alta Velocidad (TAV), que se celebrará el próximo 16 de diciembre y dará lugar a una batalla entre media docena de empresas europeas y asiáticas.
El 'tren bala', que llegará también hasta Campinas -a unos 100 kilómetros de la capital paulista-, será gestionado por la nueva Empresa de Transporte Ferroviario de Alta Velocidad (ETAV), vinculada al Ministerio de Transportes y con sede en Brasilia.
La ETAV tendrá como accionista mayoritario al Estado y estará asociada a la compañía extranjera que gane la licitación, cuyos beneficios provendrán de la cesión de los derechos de las estaciones y de la venta de billetes. Este último será el punto que decidirá la subasta: vencerá la oferta de menor precio, con un techo de 0,49 reales por kilómetro. Es decir, el trayecto de Río a São Paulo costará como máximo 200 reales (unos 113 dólares).
Entre las aspirantes figuran empresas de Alemania, España, China y Japón, entre otros países. En caso de empate por el valor del billete, se impondrá la que haya demostrado un mayor tiempo de experiencia en líneas de alta velocidad.
'Un proyecto para Brasil'
Aún no existe una previsión de cuándo echará a andar el primer tren. Por eso, las autoridades se han apresurado a desvincularlo del próximo Mundial. "No es un proyecto para la Copa de 2014 o para un evento específico. Es un proyecto para Brasil", afirmó este martes el director general de la Agencia Nacional de Transportes, Bernardo Figuereido, durante el anuncio de la subasta en Brasilia.
Por su parte, el jefe de Estado, Luiz Inácio Lula da Silva, comparó la obra con la Torre Eiffel de París y se mostró convencido de que resulta "plenamente posible" tenerla finalizada para los Juegos de 2016. "Vivimos en un país donde hace sol. Podemos trabajar en tres turnos, sábado y domingo", aseguró.
Aunque ya no será Lula quien estará en el Palacio de Planalto cuando el TAV realice su viaje inaugural. El antiguo líder sindical dejará el cargo el próximo 1 de enero de 2011, por lo que la mayor parte del proyecto se desarrollará bajo la supervisión de su sucesor, sea la ex ministra Dilma Rousseff o el opositor José Serra.
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