"Ocho horas de trabajo, ocho horas de recreo y ocho horas de descanso".
El Día Internacional de los Trabajadores, la fiesta del 1 de mayo,
rememora la lucha del movimiento obrero para conquistar este derecho, un
logro que costó huelgas y sangre, como la derramada en los disturbios
de Haymarket, Chicago, en 1886.
El primer paso fue la semana de 40 horas laborales. Después, poco a
poco, llegaron los convenios colectivos, las bajas por enfermedad y los
juicios por despido improcedente. El mercado de trabajo occidental
actual no tiene nada que ver con el retratado por Dickens hace casi dos
siglos. Hay unos derechos universales garantizados -los niños ya no
trabajan- y el Estado del bienestar, con sus defectos, es infinitamente
mejor.
Sin embargo, algunos avances se han perdido en los últimos tiempos por la crisis más dura de la historia reciente española y la intensa competencia de un mundo globalizado. Ejemplos recientes de esto último, la deslocalización a Bangladesh de decenas de firmas internacionales de moda, donde han muerto más de 402 trabajadores subcontratados en una fábrica que estaba en pésimas condiciones, o las huelgas en China porque se deducen del sueldo las pausas para ir al baño.
Cuando en otros países se pagan 180 euros al mes por fabricar
artículos que valen varios ceros más en Occidente, la única alternativa
al desempleo es la competitividad, bien vía sueldos, bien vía innovación.
Y en España, donde sólo unos pocos negocios como el turismo o la
fabricación de coches están asentados, el nuevo escenario ha pasado
factura a los trabajadores.
No se salva ni un sector
En el segundo trimestre de 2007, cuando se hizo evidente que algo fallaba en el 'boom' inmobiliario español, había 1,7 millones de parados, un 7,9% de la población activa, y 20,3 millones de ocupados. Cinco años después, en el primer trimestre de este año había 6,2 millones de parados, un 27,16% de la población activa, y 16,6 millones de ocupados.
Ningún sector es ajeno a la crisis. Sólo en la construcción se han
perdido más de 1,6 millones de empleos directos, según los datos del
Instituto Nacional de Estadística (INE), mientras que en servicios e
industria han desaparecido, al menos, otros dos millones de puestos de
trabajo.
A pesar de la tentación del autoempleo, el número de
trabajadores por cuenta ajena ha caído en más de 500.000 en estos cinco
años de crisis, sumando ahora tres millones, mientras que el número de asalariados en empresas se ha reducido en tres millones, hasta los 10,7 millones en el primer trimestre de este año, según el INE.
En cuanto al sector público,
su plantilla creció hasta finales de 2010. Sin embargo, el giro hacia
la austeridad ha reducido el personal de las administraciones hasta los
2,8 millones de empleados, unas decenas de miles menos que al inicio de
la crisis. No obstante, las empresas públicas han sido los únicos
organismos en esquivar los recortes.
Transporte aéreo (13.000 ocupados menos), banca (-85.000),
alimentación (-62.000), telecomunicaciones (-20.000) y textil (-43.000)
son algunos sectores golpeados por la crisis. Sólo unos pocos, como
informática, con 40.000 empleos más, han sorteado el declive económico.
Contrato temporal, contrato con caducidad
A la destrucción masiva de empleo se suma la dualidad del mercado laboral,
donde la tasa de paro alcanza al 57% de los jóvenes frente a otros
colectivos más 'protegidos', y tener contrato temporal es estar a las
puertas del paro.
En el segundo trimestre de 2007 había 11,4 millones de asalariados
con contrato indefinido y 5,3 millones, algo menos de la mitad,
temporales. Cinco años después de la crisis hay 10,6 millones de
indefinidos y tres millones de temporales. Es decir, el número de indefinidos se ha reducido un 7,2% mientras el de temporales se ha desplomado un 42,6%.
Reformas laborales: despido más barato
Durante esta crisis se han hecho tres reformas del mercado laboral. Dos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y una del Ejecutivo de Mariano Rajoy.
Las medidas de Zapatero facilitaron que las empresas puedan despedir por causas económicas
con 20 días de indemnización por año trabajado, no sólo cuando tengan
pérdidas, sino también cuando prevean tenerlas o sufran una caída
persistente de ingresos. El Gobierno de Rajoy dió más flexibilidad a
este criterio de despido y además redujo de 45 a 33 días la indemnización por despido improcedente, limitando de 42 a 24 meses el acumulado total.
Para facilitar el despido, Zapatero aprobó que el Fondo de Garantía Salarial cubriese a las empresas parte de los despidos por causas objetivas. A su vez, Rajoy suprimió la autorización administrativa para realizar un expediente de regulación de empleo.
Asimismo, si Zapatero consolidó el 'descuelgue' de los convenios para
que las empresas no aplicasen algunas cláusulas, Rajoy accedió a que
los empleadores puedan modificar unilateralmente las condiciones contractuales
si hay "probadas razones económicas, técnicas, organizativa o de
producción". Y ello incluye recortes salariales, cambio del puesto de
trabajo y modificaciones de horarios.
Los funcionarios trabajan más horas
La crisis ha modificado ligeramente los horarios de los trabajadores. El empleado de una empresa
trabajaba habitualmente 38,5 horas a la semana a principios de 2008.
Sin embargo, con la caída de la actividad, su horario se ha reducido a
36,4 horas a principios de 2013.
Sin embargo, los recortes en la administración han hecho que los empleados públicos dediquen más horas al trabajo: 37 frente a las 36,1 de hace cinco años.
No obstante, en cuanto a número medio de horas efectivamente
trabajadas, los asalariados de los sectores público y privados dedicaron
36 y 35 horas en el primer trimestre de 2013, según los datos del INE.
En cuanto a los empresarios, el autónomo sin
asalariados dedica 44,6 horas a la semana, en línea con hace cinco años,
mientras que el empleador dedica 48,4, una más que a inicios de 2008.
Comienza el ajuste salarial
En el último año del 'boom' español, seis de cada diez trabajadores era mileurista, viviendo 18,5 millones de españoles con menos de 1.000 euros al mes según los Técnicos del Ministerio de Economía y Hacienda (Gestha).
Cinco años después, viven con menos de este dinero 20,6 millones de
ciudadanos, según explica la asociación con datos de Hacienda.
Bajar sueldos como alternativa a los despidos es una de las recetas
contra la crisis propuesta por numerosos organismos. El Banco de España
ha propuesto recientemente usar "mejor" la reforma laboral
para recortar los salarios, mientras que el Fondo Monetario
Internacional (FMI), que ahora reniega de la austeridad como única
salida de la crisis, dijo en 2010 que España, Portugal y Grecia debían bajar sueldos.
El ajuste de los costes laborales ha sido progresivo desde 2010.
Aquel año registraron una caída del 0,3% frente al incremento del 1,8%
del IPC. Y un año después repuntaron un 1,6% frente al 3,2% de
inflación.
A partir de entonces el ajuste ha sido más radical: los costes laborales se han recortado mientras la inflación subía.
En el cuarto trimestre de 2012, último periodo disponible en los
datos del INE, el coste laboral medio por trabajador era de 2.598 euros
al mes, 85 euros menos que un año antes pero 256 más que hace cinco
años, aunque habría que descontar aquí indemnizaciones por despido y
otros costes.
De este coste, 1.946 euros correspondían a salarios, incluidas pagas
extraordinarias, y 569 a cotizaciones obligatorias a la Seguridad
Social. No obstante, el salario medio ordinario, 1.633 euros, apenas ha
subido un euro en el último año.
Por sectores, el salario ordinario medio fue de
1.833 euros en la industria; de 1.599 euros en la construcción; y de
1.596 euros en el sector servicios. Hace cinco años, a inicios de 2008,
era de 1.673, 1.476 y 1.517 euros, respectivamente.
Con todo, el poder adquisitivo de los españoles ha disminuido en los
últimos años. Si el PIB per capita estaba cinco puntos por encima de la
media de la Unión Europea (100 unidades) en 2007, en 2011 había bajado a
98 puntos, según Eurostat. Y puede ser peor porque desde aquel año
España es uno de los pocos países europeos en atravesar una segunda
recesión.
Menos bajas en el trabajo
Según los datos del Observatorio Estatal de Condiciones de Trabajo, el número de accidentes laborales ha disminuido progresivamente con la crisis. Entre los motivos que explican este fenómeno están la caída de la actividad y el endurecimiento del despido con el absentismo.
Las reformas laborales han facilitado el despido por causas objetivas cuando un trabajador se ausenta de su empleo.
En concreto, es posible despedir con 20 días de indemnización al
empleado que falte "el 20% de las jornadas hábiles en dos meses
consecutivos, o el 25% en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo
de doce meses". Además, en el primer caso deberá haber faltado un 5% de
las jornadas de trabajo del último año.
El absentismo ha bajado en todos los sectores. Por primera vez desde
que el INE recopila los datos, los empleados públicos han tenido menos
bajas que los asalariados del sector privado, un 1,74% y 1,75% en el
tercer trimestre de 2012. Como comparación, al inicio de la crisis, en
2007, la tasa de absentismo era del 3% y 2%, respectivamente.
Por ver el vaso medio lleno, el número de accidentes laborales
mortales se ha desplomado un 40% durante la crisis. En el año 2007 se
producían 5.760 accidentes por cada 100.000 trabajadores afiliados a la
Seguridad Social, 5,1 de ellos mortales. En 2009, antes de las reformas,
la cifra había disminuido a 4.130 accidentes. Y en 2012 fueron 2.795,
de los que 3,1 resultaron mortales. Quizás una de las pocas buenas
noticias de los últimos tiempos.
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