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domingo, 6 de mayo de 2012

Desplome de socialistas y conservadores en las elecciones generales de Grecia

Los partidos tradicionales griegos, los socialistas del Pasok y la conservadora Nueva Democracia, han sufrido un fuerte revés en las elecciones generales griegas, las primeras desde que comenzó la crisis en 2010. Según los sondeos a pie de urna publicados por la televisión griega, ND y Pasok logran entre el 31% y el 37% de los votos (frente al 78% en 2009), lo que dificulta la futura formación de Gobierno. El partido más votado, según estas encuestas, sería ND, que reúne entre el 17 y 24,5% de las papeletas. Le seguiría la coalición de izquierda Syriza, con entre el 14 y 18,5%. Los socialistas quedaría relegados al tercer puesto, con entre el 13 y 17%.

Si estos sondeos se cumplen, hasta nueve formaciones políticas podrían entrar en el Parlamento. Entre los nuevos estarían los filonazis de Aurora Dorada, que obtendrían entre el 5 y el 8% de los votos.

Las encuestas a pie de urna reflejan el ejercicio informal de demoscopia hecho durante la jornada en dos colegios electorales de Plaka, un céntrico barrio de Atenas; una docena de votantes consultados, y una tendencia muy clara: se acabó el bipartidismo en Grecia. Segunda conclusión: la mayoría de los electores (9 de los 12 consultados) han votado contra el memorándum suscrito con la troika, es decir, contra Europa. Los nombres de las opciones elegidas confirman las proyecciones de voto que apuntaban los sondeos: Syriza; Aurora Dorada (dos de los votantes consultados); Griegos Independientes, un nuevo partido de derecha nacionalista…

En las primeras elecciones generales que se celebran en Grecia desde que empezó las crisis, en 2010, la dispersión del voto ha sido la tónica dominante en el arranque de la jornada. Costó encontrar un votante del socialista Pasok o la conservadora Nueva Democracia (ND) en los dos colegios del centro de Atenas visitados por EL PAÍS. Las opciones del filonazi Aurora Dorada, el nacionalista Griegos Independientes, la coalición de izquierda radical Syriza y partidos aún más pequeños, aparecen en primer lugar entre las preferencias de voto. Un voto muy fragmentado y con dos características: el castigo a los partidos mayoritarios y el rechazo a Europa.

Votantes en ocasiones anteriores de socialistas y conservadores se han decantado esta vez por los extremos, como Nikos, funcionario del Ministerio de Economía y socialista desencantado. “He votado más a la derecha para frenar a Europea y sobre todo a Merkel. Ya está bien de decir que somos unos ladrones, hay que pararles los pies”. En un aparte, Nikos confesó haber votado a Griegos Independientes, una nueva formación de derecha nacionalista liderada por un exdiputado de ND.

Yorgos abandonó el colegio de Ypitu, en el barrio de Plaka, y respondió tajante: “No te voy a decir a quién he votado, solo que lo he hecho contra el memorándum, y España debería hacer lo mismo”. Panayotis Papayoryu, parado de 27 años, ha elegido Syriza, “porque si hay una posibilidad de que gobierne la izquierda hay que intentarlo, a ver qué pasa con Europa”. Solo Kostas Glikeos, un jubilado del barrio, se mantuvo fiel a la costumbre: “He votado al Pasok como siempre, es lo menos malo de lo peor. El único que pueden anclarnos a Europa”.

Hay sitio también para partidos aún más pequeños, con pocas posibilidades de entrar en el Parlamento al no superar, previsiblemente, el 3% de los votos: “Gente nueva, sin relación con la política, ciudadanos que quieren cambiar las cosas”, explicó María, que optó por Dimuryía Xaná (Creación de Nuevo), uno de los muchos grupos -en total concurren a las urnas 32 formaciones- nacidos del hartazgo de la crisis y la reacción contra la esclerosis del sistema, contra la casta de los políticos y contra los mandarines de Bruselas. Eliana, en el colegio de la calle Ypitu, confesó haber votado también “a uno de los pequeños, de los que no aparecen en los medios de comunicación; todos los demás son más de lo mismo”. ¿Por qué? “Nos quieren vender al mejor postor; no somos un país, somos un saldo, y esto no sucede solo en Grecia”.

La fragmentación del nuevo Parlamento puede, pues, superar todas las previsiones. Tanto, que el diario To Vima (centro-izquierda), poco sospechoso de amarillismo, titulaba ayer su portada: “Urnas bomba”. Y subtitulaba: “Fin de época para el bipartidismo. Incertidumbre sobre la formación del nuevo Gobierno, inquietud por la inestabilidad política”. Si el escrutinio confirma estas tendencias, la formación de un nuevo Ejecutivo se revelará misión casi imposible, un thriller, palabra que entusiasma a los medios de comunicación griegos y que hoy despliega todos los matices de su significado.

En una jornada canicular que se desarrolló en calma, estaban llamados a las urnas un total de 9,8 millones de electores; algo más de 110.000 por primera vez. La prohibición de sondeos durante las dos semanas previas a la jornada de votación ha podido hacer aflorar mucho voto secreto, el de los indecisos. La abstención puede oscilar entre el 20% de los pronósticos más optimistas y el 30%. A mediodía, Vera, conserje de uno de los colegios, valoraba la afluencia de electores: “No habrán venido más de 85 o 90 personas”. Y eso que los centros de votación son madrugadores: abrieron sus puertas a las siete de la mañana.

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