Un avión del servicio de fotografía aérea del Ejército ha pasado tres horas de tensión antes de aterrizar de manera forzosa en la base de Getafe. Esta mañana, sus dos ocupantes notificaron que se había estropeado uno de los dos trenes de aterrizaje del aparato.
El tren principal no bajaba, así que se decretó el estado de alarma general en la base militar. Han acudido bomberos, ambulancias y personal militar a la pista. Se han rociado unos 250 metros de pista de aterrizaje con espuma, para que el avión no prendiera en caso de estrellarse.
La tensión ha ido aumentando en la base, porque si el avión se estrellaba sería la muerte segura de los pasajeros. Por eso, el aparato ha pasado casi tres horas sobrevolando la base para consumir todo su combustible y evitar así un incendio grande.
Ya agotado, los tripulantes han hecho tres pasadas: la primera para inspeccionar la situación de la pista; la segunda para hacer un ensayo de aterrizaje y la tercera, ya sí, para aterrizar. La espuma esparcida por la pista ha ayudado a que el avión hiciera 'aquaplanning'.
Tras posar el avión de panza, pero sin apenas causarle daños, los dos pilotos han bajado como héroes, entre la ovación de toda la base, que estaba pendiente de la suerte que pudiera correr el avión. Para aterrizar los pilotos han desconectado los motores y han planeado con gran pericia hasta 'dormir' el aparato en la pista.
El avión es un bimotor turbohélice que pertenece al Centro Cartográfico y Fotográfico (CECAF) capaz de volar a unos 180 nudos de velocidad y en el que caben cinco pasajeros, aunque esta mañana sólo iban dos.
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