A pesar de las señales de alarma enviadas a la guardia costera italiana y de que el barco logró contactar con un helicóptero y un buque de guerra de la OTAN, nadie trató de rescatar a sus ocupantes, según denuncia el diario británico.
Finalmente, las corrientes arrastraron la embarcación de nuevo a Libia. Sólo once personas que viajaban en el barco, que estuvo a la deriva en alta mar durante 16 días, lograron sobrevivir.
"Cada mañana, al despertarnos, encontrábamos más cadáveres, que dejábamos a bordo veinticuatro horas antes de arrojarlos al mar", relató al periódico Abu Kurke, uno de los supervivientes.
El derecho marítimo internacional obliga a todos los buques, incluidos los militares, a atender las llamadas de socorro de los barcos que se encuentran en las proximidades y a prestar auxilio.
Las organizaciones defensoras de los derechos de los refugiados han exigido una investigación de lo ocurrido y la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) ha solicitado mayor cooperación para salvar vidas entre los buques comerciales y militares que surcan las aguas del Mediterráneo.
La OTAN afirma que la información es "errónea"
La portavoz de la OTAN, Carmen Romero, ha señalado que están investigando la denuncia de "The Guardian" en declaraciones a la agencia Reuters y que esperan "tener una reacción pronto".
Ha señalado que "sólo un portaaviones estaba bajo el mandato de la OTAN esos días", el italiano "Garibaldi", y ha indicado que durante el periodo en cuestión esa embarcación operaba a "más de 100 millas náuticas mar adentro", por lo que "cualquier afirmación de que un portaaviones de la OTAN encontró y después ignoró al buque en peligró es errónea".
Romero ha asegurado que "los barcos de la OTAN son plenamente conscientes de sus responsabilidades en lo que respecta al derecho internacional marítimo y el salvamento de vidas en el mar".
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