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viernes, 17 de diciembre de 2010

Declaran culpable de 11 delitos sexuales al marido de la parricida de Lloret de Mar

Un jurado popular de Manchester ha declarado culpable de 11 delitos sexuales al marido de la mujer que mató en mayo a sus dos hijos pequeños en un hotel de Lloret de Mar (Girona), que utilizó la hipnosis para someter a una niña de la que abusó.

Martin Anthony Smith está acusado de 11 cargos de violación y agresión sexual, un intento y abusos a una hijastra de 7 años, entre 1995 y 2004, y de utilizar la hipnosis para conseguir sus propósitos, cargos que Smith negó, según informa el diario inglés 'The Guardian'.

La víctima, que ahora tiene 20 años, explicó al jurado como, a parte de inducirla a la hipnosis, le pegaba para asegurarse que cumplía todo aquello que él le ordenaba.

A la espera de juicio, el presunto pederasta huyó de la justicia y se instaló en Barcelona con su mujer y su hija pequeña, y una vez en la capital catalana tuvieron a otro bebé, hasta que en mayo fue detenido y extraditado al Reino Unido.

Su mujer, Lianne Smith, se fugó a Lloret por miedo a que los servicios sociales le quitaran a los niños --de cinco años y 11 meses-- y les asesinó asfixiándoles con una bolsa de plástico, para después confesar los crímenes.

Lianne Smith, que permanece en prisión en Cataluña, testificó por videoconferencia en el juicio de su marido, con el que estuvo 18 años, y le defendió, asegurando que es una persona "agradable, generosa y amable". "Es la persona más honesta que conozco", afirmó la mujer, según informa el 'Daily Mail'.

En una entrevista a Daily Mail, la mujer explica que, una vez su marido fue detenido, tuvo miedo de que los servicios sociales se llevaran a sus hijos. "Trabajaba en los servicios sociales. Sé lo terrible que es", apunta, "no quería verlos sufrir".

Decidió entonces trasladarse de Barcelona a Lloret, donde reservó una habitación para tres noches. "Durante el día me aseguraba de que fueran felices pero las noches fueron terribles", asegura Smith, que explica que les compró helados, les dejó jugar en los columpios y en la playa, y les hizo muchas fotografías.

Incluso dejó que su hija se perforara las orejas. "Pensé que en esas circunstancias --poco antes de matarla-- debía dejarle que se lo hicieran", dice.

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