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lunes, 29 de noviembre de 2010

Conmoción en Argentina por un hombre que abusó durante 30 años de su hija

Juana Elvira Gómez vivió durante 30 años bajo el peor de los tormentos: desde los 13 años sufrió abusos sexuales por parte de su padre, con quien tuvo diez hijos. Tras décadas de dolor, la mujer rompió el silencio y conmocionó a la sociedad argentina con sus denuncias.

"Este caso es mucho más grave que el de Austria, la diferencia es que tenía sometida a su hija al aire libre, pero amenazada con una escopeta todo el día desde que ella tenía 13 años", afirmó el juez de Instrucción Virgilio Palud, de la ciudad argentina de Reconquista, al compararlo con el "monstruo de Amstetten" Josef Fritzl.

Los abusos comenzaron después de que Armando Gómez, hoy de 62 años, se separase de su segunda mujer. "Empezó a prohibirme salir de la casa que ocupábamos en Colonia Víctor Manuel Segundo", relató Juana.

El primer hijo-nieto de Gómez nació dos años después. El joven se suicidó a los 17 años, según supo hace poco su madre, porque al parecer había descubierto que era hijo de su abuelo. Luego tuvo nueve hijos más, el más pequeño de seis años. Los estudios de ADN realizados a ocho de ellos confirmaron que son hijos de Armando Gómez.

"Sentí que estuve 30 años peor que presa. Porque ni siquiera podía hablar con alguien. Me violaba, me golpeaba por cualquier cosa, no me dejaba acercar a nadie, y siempre tenía el arma cargada. 'Yo voy a ir preso pero a vos te mato antes, me decía'", reveló Juana al diario "Clarín".

"No había espacio para el dolor... sólo castigos, amenazas, tormentos y niños que cuidar. La otra opción era la muerte y él me la ofrecía a cada momento", señaló al periódico "Uno" de la provincia de Santa Fe. Juana, su padres y los hijos-nietos vivían juntos en una humilde vivienda de adobe, con piso de tierra y techo de paja en la localidad de Nicanor Molina.

Todo comenzó a cambiar en mayo pasado. Juana sufrió una dolencia que le paralizó un brazo. Fue internada en un hospital y luego se alojó en la casa de una de sus hijas en la ciudad santafesina de Reconquista. Gómez también fue a esa vivienda y los vecinos lo denunciaron porque agredía físicamente a los niños más pequeños.

El 4 de junio la policía lo detuvo en el marco de una causa por robo de ganado y se le incautó una escopeta. Con su padre en prisión, Juana vislumbró la posibilidad de poner fin a la pesadilla. Se animó a hablar con un policía, quien le recomendó hacer la denuncia en la Comisaría de la Mujer de Reconquista. Allí recibió asesoramiento y contención.

"Siento un gran alivio, aunque salgo bastante poco porque tengo mucha vergüenza de todo", admitió la mujer.

Su padre se encuentra detenido con prisión preventiva, acusado de "abuso sexual con acceso carnal, agravado por la situación de ser padre de la víctima en un número indeterminado de veces", pese a que "el acusado negó todo con un gran cinismo", aseguró el juez del caso.

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