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sábado, 2 de octubre de 2010

Ecuador releva a la cúpula policial tras la revuelta

El Gobierno de Ecuador ha cambiado toda la dirección de la Policía del país, de la que han salido seis generales, después de la revuelta protagonizada por los miembros de ese cuerpo, según ha informado una fuente policial.

"Ahora hay una nueva cúpula", compuesta por cuatro generales de menor antigüedad que los militares que abandonaron la Policía, según indicó un funcionario.

El comandante general de la Policía, Freddy Martínez, ha anunciado la renuncia a su cargo y será sustituido por Patricio Franco, según informó el ministro del Interior, Gustavo Jalkh.

Al ascender Franco, los generales que tenían rango superior a él y que trabajaban estrechamente con Martínez han abandonado también el servicio activo de la Policía.

Los cuatro miembros de la nueva directiva visitarán en las próximas horas el cadáver de Froilan Jiménez, un agente que murió mientras participaba en el operativo para sacar al presidente de Ecuador, Rafael Correa, del hospital donde lo tenían recluido los sublevados.

Tres días de luto

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, ha decretado tres días de duelo nacional por la muerte de al menos ocho personas como consecuencia de los disturbios que estallaron el jueves, tras las protestas de un grupo de policías que rechazaban la eliminación de incentivos profesionales, según ha confirmado el Ministerio de Salud en un comunicado.

El documento indica que hubo tres muertos en Quito y otros cinco -todos ellos civiles- en la ciudad costera de Guayaquil. En el caso de la capital ecuatoriana, resultaron dos policías muertos y un joven estudiante de 24 años, Juan Pablo Bolaños, quien se manifestaba en las inmediaciones del Hospital policial donde estaba el Presidente del país, Rafael Correa.

Varios policías lloran ante el féretro de uno de sus compañeros fallecidos, Froilán Jiménez. | Afp

Varios policías lloran ante el féretro de uno de sus compañeros fallecidos, Froilán Jiménez. | Afp

Aparentemente, Bolaños, fue sorprendido por el tiroteo que enfrentó a militares y policías. Las otras personas fallecidas son Froilan Jiménez, de 28 años, y Edwin Efren, de 29 años. Los disturbios también provocaron 274 heridos.

Entre los fallecidos de la ciudad costera se encuentra un menor, Franklin Romero, de 17 años, Quimin Contreras, de 26 años, Augusto Angulo, de 32 años, Jácome Paredes, de 40 años, y Grueso Tenorio, del cual no se especificó su edad.

Como consecuencia de los disturbios contra el presidente Correa, tres coroneles de la policía de Ecuador han sido arrestados y tendrán que pasar 24 horas en la Policía Judicial de Quito para comparecer, posteriormente, ante un juez, que será quien decida si los mantiene o no en prisión.

Se trata de Manuel Rivadeneira, Julio César Cueva y Marcelo Echeverría. Por su parte, el ministro del Interior, Gustavo Jalkk, ha confirmado la sustitución de Freddy Martínez por Patricio Franco en el cargo de comandante general del cuerpo.

Confianza en la Policía

En una comparecencia ante la prensa, en la que no se permitieron preguntas, Franco ha pedido al pueblo "que confíe" en los policías, un requerimiento que repitió Jalkh, quien aseguró que la revuelta del jueves la protagonizó "un puñado de insensatos, desquiciados, que actuaron de manera violenta".

El ministro también aseveró que durante esa jornada se vivieron "horas oscuras" en la institución policial, en la que se harán depuraciones "con justicia" y no con "purgas ni actos de persecución".

Correa afirma que los sublevados querían matarle y provocar una guerra civil

Al relatar los sucesos, Jalkh ha señalado que en las manifestaciones había "infiltrados" vestidos de policía que manipulaban a la gente y ha reiterado que la integridad del jefe de Estado estaba en peligro, por lo que idearon mecanismos para rescatarlo.

Rafael Correa, por su parte, ha ido más lejos, al asegurar ante una sesión extraordinaria de cancilleres de Unasur que los sublevados que le mantuvieron retenido el jueves pretendían provocar una guerra civil en su país y también matarle.

Los rebeldes "querían crear el caos en el país y una verdadera guerra civil", dijo el presidente a los representantes de los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), que llegaron a Quito para expresarle su respaldo.

En una alocución en el Salón Amarillo del Palacio de Carondelet, la sede del Ejecutivo, el presidente calificó a los sublevados como "criminales" y "desquiciados", y dijo que durante el tumulto en el que se vio inmerso el jueves por la mañana "quisieron quebrarme la rodilla".

El mandatario también ha asegurado que entre los policías sublevados se dio la consigna de llevarlo "a Nono", un área cercana a Quito donde suelen aparecer cadáveres, y dijo que el automóvil en el que le sacaron del hospital recibió cinco impactos de bala, que según él demuestran que le querían asesinar.

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