Algunos países, como Canadá, Polonia, Alemania, Austria e Israel, han tomado medidas para reducir su personal diplomático en la capital rusa, aunque no utilizan el término evacuación. Por su parte, EE UU ha recomendado a sus ciudadanos que consideren seriamente si deben viajar a las zonas de Rusia afectadas por los incendios. Mientras, el máximo responsable de la sanidad pública rusa, Guennadi Oníschenko, ha manifestado que una prohibición general de viajar a Rusia sería considerada como un "acto hostil", según la agencia Interfax.
En su lucha contra el fuego, varios países, como Italia, Alemania, Polonia, Ucrania, Bielorrusia y Bulgaria, han acudido en apoyo con celeridad, aunque el Kremlin no haya pedido auxilio.
Pese a la situación, el alcalde de la capital, Yuri Luzhkov, seguía ayer de vacaciones, mientras sus colaboradores mantenían en secreto su paradero. Los responsables municipales rechazaron la propuesta del vicejefe de la Duma Estatal de Rusia (Parlamento), el populista Vladímir Zhirinovski, partidario de declarar el estado de excepción en la capital y de tomar medidas como cortar el tráfico y ordenar una restricción de las actividades industriales. "Nunca hubo nada así en la historia de Moscú. Es peor que un bombardeo", manifestó Zhirinovski, refiriéndose a la contaminación. Los aeropuertos capitalinos funcionan de forma irregular.
Según datos oficiales, hasta ayer habían fallecido 52 personas víctimas del fuego, de las cuales 22 han perecido en la provincia de Nizhni Nóvgorod.
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