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jueves, 31 de diciembre de 2009

BANDA ANCHA Por Eleuterio Fernández Huidobro

Uruguay viene siendo conmovido desde hace un tiempo por una grandísima puja en torno a la propiedad de su banda ancha que, al decir de algunos, es hoy la principal "materia prima" del comercio mundial.

La inmensa mayoría de nosotros permanece ayuna al respecto: se trata de un tema para especialistas. Pero no por ello de tremendas repercusiones actuales y futuras para cualquier hijo de vecino que sin saberlo será víctima o heredero gozoso.

Nunca tantos, sin comerla ni beberla, dependieron tanto de tan pocos.

El hardware, el software, la informática, la cibernética, la telemática, la banda ancha, los protocolos para la TV digital que se nos viene y demás palabrejas por el estilo componen hoy uno de los más decisivos universos de la producción humana.

Pero, como algunos otros (la nanotecnología, la biotecnología, etcétera) están en manos de una muy selecta inmensa minoría.

En el Uruguay y en el mundo hay una subhumanidad que habita en el cuarto y el quinto mundo (a pocas cuadras de casa) y una superhumanidad que habita en el mundo "Premium" (por llamarlo de alguna manera) que también vive a pocas cuadras de casa.

También por eso es patético que la juventud uruguaya elija seguir estudiando contaduría, derecho, politología (¿) etcétera.

A esta altura debemos sospechar vehementemente que los que saben matemáticas lo ocultan y tratan de que nadie "agarre" para ese lado... Una especie de subrepticia reserva de un colosal mercado. Incluso deben auspiciarnos en secreto para que nos dediquemos al derecho, la literatura, la politología y demás tipo de disciplinas alérgicas a la ciencia dura y, por supuesto a las matemáticas no digamos superiores porque ello sería imposible en Uruguay, sino simplemente medianas: para esa elite todo aquel que no sea pariente y despeje una ecuación de segundo grado es una amenaza. Repetimos que esto es apenas una sospecha.

Pues bien: en esa elite del mundo Premium hay una furibunda pelea por la banda ancha.

Es por ello que el reciente Decreto de Tabaré sobre el Plan Cardales y demás asuntos vinculados forzosamente a la banda ancha será de tremendas consecuencias futuras para nosotros y para nuestros nietos, y por eso dicho Decreto fue el puntapié inicial para que el debate tome estado público.

El inminente nuevo gobierno deberá entonces abrir un espacio para que las organizaciones políticas, culturales, científicas y sociales se enteren de qué se trata, opinen y decidan. O por lo menos ayuden a decidir.

Porque toda decisión al respecto será de Estado en el sentido de que involucrará a por lo menos cuatro gobiernos futuros, y sea cual sea, acarreará el bien o el mal para toda la población actual y futura.

Si la "fórmula ganadora" invitó a todos los partidos a debatir y acordar cuatro enormes temas, parece bueno que éste, tan o más importante que cualquiera de aquellos cuatro, quede incluido.

*| Escritor, senador de la República.

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